Una cocinera del hospital de Valdecilla confiesa el acto que le emocionó trabajando: "En la tarjeta sanitaria"

140 personas trabajan a destajo día a día en el Hospital Marqués de Valdecilla para dar de comer a todos los enfermos que están ingresados. Un trabajo que requiere mucha atención

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Una cocinera de Valdecilla confiesa un acto que le emocionó trabajando: "En la tarjeta sanitaria"

Alex García

Publicado el - Actualizado

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En el corazón del Hospital Marqués de Valdecilla, un ejército de 140 personas, en su mayoría mujeres, trabaja incansablemente para alimentar a miles de personas con necesidades dietéticas diversas. Su labor, aunque anónima, es esencial, y la cocina hospitalaria se convierte en un escenario donde se despliega un ballet coordinado de cocineras y pinches.

Dentro de esta colmena culinaria, el 98% del personal son mujeres, desempeñando roles cruciales como cocineras y pinches. Las cocineras, con su experiencia y destreza culinaria, lideran la preparación de platos. En el otro extremo, los pinches se ocupan de reunir ingredientes, preparar salsas y organizar las bandejas que se distribuirán por las diferentes plantas del hospital. Esta distribución del trabajo se asemeja a un engranaje perfecto, donde cada componente es vital para el funcionamiento eficiente de la cocina.

La cocina de un hospital no es simplemente un lugar donde se cocinan alimentos; es un sistema complejo que debe adaptarse a las necesidades dietéticas específicas de los pacientes. Esto implica manejar una amplia gama de restricciones alimentarias y preferencias médicas, desde dietas bajas en sodio hasta restricciones específicas para pacientes con condiciones médicas particulares. La atención meticulosa a estos detalles garantiza que cada comida sea una herramienta terapéutica, contribuyendo al proceso de curación.

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Desafíos inesperados durante la pandemia

Sin embargo, el escenario de la cocina hospitalaria no está exento de desafíos. Durante la pandemia, el equipo de cocina enfrentó desafíos inesperados. La demanda de servicios de alimentación aumentó, al igual que la complejidad de las dietas requeridas. A pesar de las circunstancias difíciles, el equipo se adaptó con resiliencia, asegurando que los pacientes recibieran las comidas necesarias y adecuadas durante esos tiempos turbulentos.

A pesar de su labor esencial, el personal de cocina a menudo opera en la sombra. Ahora, han decidido alzar la voz para reivindicar su papel y mejorar sus condiciones laborales. En la actualidad, buscan mejoras en su convenio laboral, reconocimiento por parte de la empresa y la posibilidad de conciliar mejor sus responsabilidades laborales y familiares.

Los pinches y cocineras del Hospital Marqués de Valdecilla buscan una revalorización de su trabajo, no solo en términos económicos, sino también en el reconocimiento de la importancia de su labor en el funcionamiento general del hospital. Aunque su labor es vital, su trabajo a menudo se subestima, y ahora buscan cambios significativos para mejorar su situación laboral y personal.

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Trabajadores apasionados y dedicados

Las demandas del personal de cocina van más allá de lo económico. Buscan reconocimiento por parte de la empresa, deseando ser valorados no solo como trabajadores, sino como piezas fundamentales en el sistema hospitalario. También demandan condiciones laborales que les permitan conciliar mejor su vida familiar. La importancia de encontrar un equilibrio adecuado entre el trabajo y la vida personal se ha vuelto aún más evidente en tiempos de pandemia, donde las tensiones y las demandas han aumentado significativamente.

En resumen, detrás de las puertas de una cocina hospitalaria bulliciosa se encuentra un grupo de trabajadores apasionados y dedicados que no solo enfrentan los desafíos diarios de la preparación de comidas, sino que también buscan ser reconocidos y valorados por la esencialidad de su contribución en el engranaje de la atención médica. Su labor, lejos de ser simplemente una tarea cotidiana, es un componente vital en el proceso de curación y bienestar de los pacientes. Ahora, alzan la voz para reclamar su lugar en el reconocimiento general y para mejorar sus condiciones laborales en pos de una conciliación más equitativa entre su vida profesional y personal.

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