Un lugar para rezar y mantener la memoria de nuestros seres queridos
Laura García nos habla de esta festividad de Todos los Santos tan particular
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Arrancamos el programa de Iglesia Noticia en la festividad de Todos los Santos comentando que el Papa Francisco pide despertar la conciencia de Europa. Esta semana se hacía pública la misiva del pontífice al Cardenal Pietro Parolin. En su texto, Francisco comparte algunas reflexiones sobre el futuro de nuestro continente, al que tiene cariño por sus orígenes familiares y por su papel relevante en la historia de la humanidad.
El Papa asegura que Europa tiene aún mucho que dar al mundo. Subraya además que el papel de la Iglesia se vuelve más relevante en el contexto pandémico que atravesamos. Por ello, lanza una llamada a la colaboración fraterna que inspiró la fundación del continente para superar los obstáculos venideros. Francisco sueña con una Europa que sea una familia solidaria y generosa, también con los migrantes. Por eso, recalca las palabras que san Juan Pablo II pronunció en el acto europeo en Santiago de Compostela: «Europa, vuelve a encontrarte. Sé tú misma».
Los católicos solemos celebrar esta festividad de Todos los Santos acudiendo a los cementerios a limpiar y ornamentar las tumbas de nuestros seres queridos que han fallecido y, sobre todo, a rezar por el descanso eterno de sus almas. En nuestra Diócesis de Segovia, contamos con una mujer con un verdadero fervor por los camposantos que va más allá de lo que éstos representan. Ella es Mercedes Sanz de Andrés, historiadora del Arte, profesora universitaria, guía de Arte Sacro en la Catedral…y apasionada de los cementerios y los ritos funerarios.
Ella es quien nos cuenta que los cementerios son un lugar de paz. Cuando acudimos a uno, como parte de nuestra rutina y ajetreo diario, parece que el tiempo comienza a ralentizarse para poder disfrutar de un momento de relajación y tranquilidad. También para la reflexión y la conexión con uno mismo.
Mercedes participó de los cursos de Arte Sacro y Teología que la Diócesis impartió hace unos años, y fue allí donde le “entró el gusanillo”. Gracias a buenos profesores como José Ramos, quien le enseñó sobre la muerte y la retórica, comenzó a interesarse por esa posibilidad de abordar este asunto sobre diferentes perspectivas.
Recientemente, ha publicado el libro ‘Los cementerios de la provincia de Segovia. Museos al aire libre’, gracias a la beca que el Instituto de la Cultura Manuel González Herrero de la Diputación de Segovia le concedió en 2017. Desde entonces, ha visitado 346 cementerios, recorrido 6.654 km y tomado 10.000 fotos que le han servido para hablar en sus páginas de las «vidas vividas». Por un lado, un gran trabajo de campo y, por otro, de archivo y documentación que le han servido para crear esta obra que ya está disponible para su lectura.
Pero Mercedes también participa del programa ‘Tiempo de Ánimas’ del Ayuntamiento de Segovia. Dentro de él, hace de guía en el Santo Ángel de la Guarda, donde comienza poniendo en situación a los visitantes sobre los antecedentes, contexto, problemas, quién y con qué dinero construyó el cementerio
de la capital. Nos ha recordado que, en 2021, se celebra el segundo centenario del camposanto, «precisamente el 5 de agosto, día de mi cumpleaños, no creo que sea casualidad», asegura.
Una visita que sirve para conocer la arquitectura, la huella de personajes ilustres y desconocidos, en definitiva para recuperar la memoria. Esa que nos ayudan a mantener los cementerios porque, dar sepultura a los restos de una persona es importante para que la memoria no vaya a la deriva. Los cementerios son un lugar donde tratar con honores a nuestros fallecidos, donde reflexionar y superar el dolor. Los camposantos, como recuerda Mercedes, son el lugar donde los vivos nos encontramos con los muertos para superar nuestro duelo y crear historias.
Con la experiencia que le da su aprendizaje, Mercedes Sanz de Andrés, subraya que debemos relativizar los problemas y darnos cuenta de que la vida es un regalo. Además, no olvidemos darnos mucho amor y, como ella asegura «decirnos en vida lo mucho que nos queremos».