VALENCIA BASKET
Jean Montero pone en pie el Olímpico y Valencia Basket rompe su maleficio en Badalona (89-104)
El dominicano, con 32 puntos y ocho asistencias, provoca la ovación de la entendida afición verdinegra y lidera la gran remontada de los valencianos, tras tres derrotas seguidas en sus visitas a la Peña. Recuperada la frescura, vuelve la imagen arrolladora

Guillem Vives, siete temporadas de taronja, ante la defensa de Jovic
Valencia - Publicado el - Actualizado
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Empezó con las pulsaciones bajas el Valencia Basket, a pesar de la advertencia de los datos y de saber que este Joventut en su casa es dinámico y eléctrico. Eso le llevó a sufrir una avalancha, cinco cero de salida, 18-7 a los cinco minutos. Los catalanes imponían su energía y eso atropelló a los taronja. Como esquiar una pista nueva y complicada, ni dominas la pendiente ni conoces sus bañeras o desniveles, y vas superado, sin equilibrio ni control.
Y eso que había empezado Pedro Martínez con Brimah de titular. Inédito en la eliminatoria del miércoles, debiera estar fresco y ser poderoso para imponerse defensivamente. Nada. Con Sestina, que atrás sufre, Ojeleye, de combustión lenta, y Jones y Montero, dos artistas, la puesta en escena fue frágil. Tomic hacía daño dentro y liberaba espacios para una lluvia de triples de los locales.
La rotación trajo subió la concentración defensiva le hizo mejorar las sensaciones. Con Pradilla, López-Arostegui y Puerto, el tono fue otra cosa. Jovic y Costello no solo aumentaron los centímetros, también el IQ. Las posesiones de los verdinegros fueron más sufridas, empezaron a fallar, a perder balones, a pesar de seguir con buenos porcentajes. Y el mago Montero exhibía su repertorio de trucos. 21-17, 3-10 de parcial, aunque los locales aguantaban lo que ya era un intercambio de golpes. Rivas, Robertson y Vives, tres ex de Valencia Basket, tenían el colmillo fuera, y cerraron 26-21 los primeros diez minutos.
Reuvers abrió el segundo con un triple, pero eso trajo una respuesta local, con Rivas poniendo un 35-26. Las pérdidas, factor en el que ha empeorado el equipo después de un inicio de temporada excelso, las compensaba el rebote, donde los taronja cambiaron el partido. Defensa, rebote y correr. Y la Peña empezó a encajar, a verse superada. Dos triples de Sestina y Costello, y una preciosa transición de Montero, lo plasmaron en un 38-34.
Pero ya no mandaba la pista, sino las piernas del esquiador. Un mate de Reuvers, tras un envío a las nubes del dominicano dio la primera ventaja. 44-46 y ya no miraron atrás hasta el descanso. 44-50 al descanso, con 17 para Montero.
La vuelta de vestuarios fue de una contundencia total. Ojeleye, ya con temperatura de partido, y Costello, se beneficiaban del movimiento de balón a todo ritmo. Sólo una pérdida en esos minutos en los que Valencia Basket se puso trece arriba, 49-62, con mate de Reuvers. Aún aumentó a dieciseis con una bandeja de Jovic en contrataque. Defensa, rebote y correr. 51-67, minuto 26. Misma fórmula, pero con triple en la esquina de Puerto, puso el más veinte, 56-76. Costello anticipó un envío a Tomic, Montero voló y encontró a su capitán en la esquina apostado. Ocho puntos para el de Almussafes y quinta asistencia para el caribeño. 63-79, minuto treinta.
Había que mantener la concentración defensiva y ofensiva, seguir minimizando las pérdidas. Aquí Jovic, con un cerebro privilegiado, es muy bueno. El serbio es grande, inteligente, hábil... y cuando tiene confianza en el tiro y las teclas de ese piano que es su físico no suenan mucho, es un espectáculo como general en pista. Con el choque bajo control, el balcánico se fue al banquillo. Y empezó la tormenta, con Montero en otro pico de inspiración y con Valencia Basket bajando a tumba abierta la pista (de esquí). 74-96, minuto 36. Un espectáculo, que ni la Peña, con once triples con buenos porcentajes podía resistir. Ni tampoco la entendida grada local, que se puso en pie para ovacionar las dos últimas canastas de Montero, que remató su inolvidable actuación con 32 puntos y 8 asistencias, con 44 de valoración. El Olímpico ha visto a los más grandes y sabe distinguirlos.