Morante, Borja Jiménez y Emilio de Justo, por la puerta grande del Coso de la Piedad de Almendralejo
Se colgó el cartel de 'No hay billetes' en la corrida del Salón del Vino y la Aceituna

Lleno en el Coso de la Piedad para ver la reaparición de Morante
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Gran expectación en Almendralejo en la esperada reaparición, 210 días después de su retirada, de de Morante de la Puebla, en una tarde en la que el sevillano dio una de cal y otra de arena, con dos orejas en su primero, que le valieron la puerta grande junto a Borja Jiménez y Emilio de Justo, con tres y dos apéndices.
La corrida comenzó con retraso pues el gentío tardaba en ocupar sus localidades, tras lo que llegó el paseíllo, roto con la ovación de gala para Morante, que la recogió en el tercio e invito a sus compañeros a compartirla con él.
Tenían por delante una corrida de Juan Pedro Domecq, de correcta presentación pero un punto desigual de hechuras. También lo fue de comportamiento dentro de un tono casi general de manejabilidad, con la salvedad del cuarto.
El primer toro era un bonito jabonero al que recibió el de la Puebla a pies juntos. Morante, como hace siempre, lo enseñaba a embestir en los primeros lances e inmediatamnte brotaban las verónicas cadenciosas, embraguetado el torero, que jugaba la cintura y lanceaba con suavidad.
Al animal le costaba desplazarse y Morante lo vio. Lo aliviaba en el inicio de faena, hermosos los dos ayudados, el natural y el molinete.
A modo, Morante lo enganchaba con la muleta retrasada, primero al natural y avanzada la faena en redondo con la diestra. Suavidad al correr la mano, y regusto al componer, la faena, llena de detalles, fue un compendio del toreo del sevillano. Dos orejas.
Ante el cuarto, Morante dejó claro que no le gustó ya de salida ese toro en los lances de recibo, porque el astado no se iba del capote. Dos puyazos excesivos y pronto, llevando ya la espada de matar, se limitó a tocarle las orejas y fue abroncado por el público.
Buena la tarde de Emilio de Justo, torero que siente de forma muy especial el capote y lo bordó con su primero, al que lanceó a la verónica cerca de chiqueros para aprovechar su querencia.
Soso el animal, la faena la planteó muy en función del toro, sin atacarlo en exceso. Series ligadas sin dejarse tocar la tela, por lo que fue premiado con una oreja.
A porta gayola se fue Emilio de Justo a recibir al quinto. Finura y variedad en los lances del torero, delantales en este caso.
Ese fue el mejor toro del encierro, bravo y enclasado, al que se le dio la vuelta al ruedo en el arrastre. Faena también de largo metraje, con series en redondo expresivas.
Al natural remataba con los vuelos y ligaba asentado. Faena muy bien planteada y resuelta. Mal con la espada y el descabello, lo que no fue óbice para que paseara otra oreja.
En el lote de Borja Jiménez entró un primer toro de embestida rebricada, al que faltaba final. Faena de muchos pases y poca enjundia, que le valieron una oreja.
El sexto fue un manso que rompió a bueno en la muleta, al que el sevillano le hizo una faena larga con diversos pasajes de buen concepto, en la que hubo quietud, temple y ligazón, con las que consiguió dos orejas.
FICHA DEL FESTEJO:
Seis toros de Juan Pedro Domecq, de correcta presentación y manejables.
Noble pero justo de transmisión el primero; se movió sin entrega el segundo; iba y venía sin buen final el tercero.
El cuarto iba al bulto y sin recorrido; bravo y enclasado el quinto, al que se le dio la vuelta al ruedo; manso que rompió a bueno el sexto.
Morante de la Puebla, Estocada (dos orejas); dos pinchazos, media y descabello (bronca).
Emilio de Justo, de azul rey y oro. Pinchazo y estocada (Oreja); pinchazo, pinchazo hondo y tres descabellos (Oreja).
Borja Jimenez, que sustituia a José María Manzanares, de marfil y oro. Bajonazo (oOreja); pinchazo y estocada desprendida (Dos orejas)