Un matrimonio de A Coruña va de viaje del Imserso a Cantabria y lo que ocurre allí acaba siendo una pesadilla: "Es intolerable"
Charo y Juan son un matrimonio de 75 años y aseguran que este viaje no fue una buena experiencia para ninguno de los dos
Coruña - Publicado el - Actualizado
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Charo Sánchez regresó hace pocos días de su viaje del Imserso a Cantabria. Es de A Coruña, tiene 75 años y viajó con su marido Juan, que utiliza un bastón. La experiencia no fue la mejor para ninguno de los dos. La alimentación no era la adecuada para mayores de 65 años, los desplazamientos no estaban pensados para facilitar el acceso de personas con algún problema de movilidad y en el hotel varias de las zonas comunes no tenían la calefacción activada.
Las comidas
Charo lleva una vida saludable. Juega el golf, camina dos horas diarias y cuida su alimentación, algo que durante su viaje era más complicado. En su hotel de destino, el Mar Comillas, se abusaba de los fritos. “Todos los días patatas fritas a mediodía y de noche, san jacobos, también salchichas. Es intolerable. La comida tenía o ninguna sal o mucha sal. Fue al antojo. Las sopas eran incomibles y le echaban picante también. Para personas mayores, en absoluto. Todos teníamos algo, glucosa, colesterol. Los que menos teníamos, teníamos eso”, asegura.
Al recibir al menos menús de dos platos, Charo optaba por comer el que consideraba más apropiado para su dieta. “Tenía un señor al lado que me decía: 'Anda, hoy hay judías, hoy puede comer mi compañera'. Estaba crudas. Duras, duras, crack hacían. Esas cosas las perdonas. Había dos platos, pero había mucha haba también para comer. Y a mí me llegaba con el primero”.
En las comidas en el exterior del hotel, este matrimonio coruñés también detectó problemas de organización. "Te mandan levantarte a las siete de la mañana, salir a las ocho menos cuarto y para atravesar el desfiladero dos veces porque el sitio donde íbamos a comer estaba cerrado. Planifícalo, demonios. Y nos llevaron a otro y era un sitio muy malo. No estaba adaptado y no cabíamos", apunta esta coruñesa.
Excursiones imposibles de seguir
Juan, el marido de Charo, tiene también 75 años y camina con la ayuda de un bastón.
Cuando las distancias eran demasiado amplias, no podía acompañar al grupo porque el autobús dejaba al grupo en la estación. “El autobús te dejaba en la salida o entrada del pueblo. Son todos pueblos Santoña, Laredo, Castro Urdiales, Santillana. Yo estuve muchas veces en esos sitios. Nunca he tenido problema y he ido también en excursiones, pero esto yo nunca lo he visto porque lo normal es que siempre te dejen en el lugar que vas a visitar. Tienes que andar por el casco histórico, pero te llevan hasta el casco histórico, que normalmente es peatonal y no para autobuses. Te dejan allí, aparcan y te vienen a buscar a una hora. Pero no, aquí te dejaban en la entrada, en la estación de autobuses. O sea que nosotros acompañábamos al bus, en vez del bus a nosotros. Te dejaban en un sitio y, venga, andar hasta llegar hasta ver Santillana”.
El autocar no te llevaba al casco histórico, te dejaba en la estación. Nosotros acompañábamos al bus, no el bus a nosotros"
Viajera del IMSERSO
En una ocasión, Juan tuvo que esperar el regreso del grupo a la intemperie. “Juan se tuvo que quedar en la estación de autobuses de Santillana. No era una estación al uso, era como tres veces una marquesina y unos bancos al frío. Era eso lo que había. Juan se tuvo que quedar allí. No había nada. Había enfrente una pensión, pero estaba cerrada aún encima. Abrirá para el verano imagino. Y estaba helado”.
Juan se tuvo que quedar en unos bancos al frío. Y estaba helado"
Viajera del IMSERSO
ZONAS COMUNES SIN CALEFACCIÓN
Estos coruñeses denuncian también que en el Hotel Mar Comillas la calefacción estaba solamente encendida en las habitaciones y eso provocaba que en las zonas comunes la temperatura fuese demasiado baja.
SALIDA DEL HOTEL ANTES DEL HORARIO HABITUAL
En el último día del viaje, el guía de la excusión comentó que debían dejar sus habitaciones a las diez de la mañana y también hubo quejas de varios viajeros que querían quedarse hasta las doce, como suele ser habitual en muchos hoteles. "Yo he viajado por el mundo desde niña. Tengo mucha experiencia en hoteles. Y yo escuché que la gente preguntaba: '¿No puedo quedarme más tiempo en la habituación?' Y le decían: 'No, a las diez'. 'Pero en todos los hoteles es a las doce'. 'De eso nada'. Eso lo escuché yo, que lo dijeron también los del hotel".