Así funciona una unidad de salud mental infanto juvenil de Galicia: "La pandemia disparó las consultas"

En Santiago tenemos una unidad de salud mental dirigida específicamente a niños y niñas hasta los 16 años. Si bien, según sus responsables, trabajan para ampliar el seguimiento hasta los 18 años, cuando esos adolescentes alcanzan la mayoría de edad.

La propia unidad tiene tres patas: las consultas externas, donde reciben habitualmente cada caso, también un hospital de día, donde no duermen, pero sí tienen la posibilidad de acudir semanalmente todos los días que sea preciso. En el caso de que la gravedad que presenta sea mayor, hay una planta de hospitalización con siete camas, con tiempos variables.

Los niños llegan aquí a través de su pediatra, en atención primaria.

Según la propia unidad, a la hospitalización llegan chavales con dificultades o problemas psíquicos. 

Por ejemplo, están nerviosos o tristes, tienen problemas de comportamiento, problemas de alimentación… cuestiones que, por sus características, hacen necesario un ingreso para ayudarles a encontrarse mejor y recuperarse. 

A la unidad llegan pequeños con autismo, trastornos de ansiedad, esquizofrenia, trastorno bipolar, cuadros depresivos u obsesivos fuertes o problemas de conducta graves, ligados a otros problemas psiquiátricos. 

En la unidad de hospitalización, además de las propias habitaciones, hay un espacio común utilizado para comedor y actividades, una sala de reflexión y una sala de espera para las visitas familiares. Fuera, disponen de un parque del hospital y una escuela para continuar con la formación académica.

la pandemia disparó las consultas de salud mental entre los jóvenes

José Mazaira es el responsable de la unidad de salud mental infanto juvenil en el CHUS, Complejo Hospitalario Universitario de Santiago. Aquí trabajan una docena de psicólogos y psiquiatras, un trabajador social, además de la plantilla de enfermería y auxiliares.

¿Cuántos pacientes se tratan aquí? Solo en la unidad de hospitalización, el año pasado 2023 ingresaron 60-70 pacientes. Los especialistas constatan un aumento de casos.

Mazaira nos explica que en los últimos cinco años han percibido un incremento progesivo, pero "a raíz de la pandemia la curva se disparó, la curva se hizo mucho más acusada". Y es que el covid y el confinamiento afectó a la salud mental de los jóvenes: "las relaciones interpersonales son un aspecto fundamental en la vida de los jóvenes. Sobre todo problemas afectivos, de alimentación y de conducta".

Reconoce este responsable que las camas de la unidad de hospitalización se quedan cortas: "Tenemos niños ingresados en pediatría".

cómo es el tratamiento del tdah

En esta unidad se tratan los menores diagnosticados con déficit de atención e hiperactividad. En estos casos se trabaja la psicoeducación: "Muchas veces sus síntomas son malinterpretados. A veces se atribuye a que los niños son malos, trastes o imposibles, cuando lo que tienen es un trastorno que los hace estar quietos".

Además, hay otro aspecto importante en este tipo de trastornos de "neurodesarrollo", que van acompañados, por ejemplo, con problemas de aprendizaje que también hay que trabajar. Adicionalmente, se trata también en el ámbito farmacológico: "Hay tratamientos farmacológicos que son muy efectivos, seguros y mejoran los síntomas. Su perfil de efectos secundarios es muy bueno".

En niños pequeños lo habitual es empezar, con todo, con tratamientos psicológicos.

cómo es el seguimiento del tea (trastorno del espectro autista

Para los niños diagnosticados con autismo no hay itinerario cerrado: "En niños con TEA, el tratamiento y seguimiento incluye más aspectos. No hay tratamiento farmacológico que resuelva problemas. Sí se usa para mejorar algunos síntomas, por ejemplo, niños con problemas de sueño, o con una obsesividad importante o irritabilidad".

En este caso, el tratamiento es individual y diario, psicoeducativo y de educación de habilidades sociales: "De tipo psicoterapéutico, diario, en la escuela y la familia". Mazaira defiende que en la unidad se dan citas en función de la gravedad de los pacientes, y para los casos más graves, la atención se garantiza antes de los 10 días, pero insiste: "Es fundamental el recurso educativo, es un trabajo diario, con rutinas, que se hace habitualmente en colegios".

QUÉ PASA SI EL DIAGNÓSTICO LLEGA DE ADULTOS

Lo que han comprobado los especialistas es que tanto el TDAH como el TEA tienen un componente genético: "Es frecuentísimo que en las consultas de un niño descubramos en ese momento que uno o ambos padres padecen un TDAH". En ese momento, en la unidad, se propone a los padres un tratamiento adecuado a sus condiciones.