Vino Albariño
¿Confundirías 'Anna' con 'Anadigna'? Según el Supremo, son nombres claramente diferentes
Una bodega de Meaño gana a Codorníu y podrá usar el nombre de la abuela del dueño como marca.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El Tribunal Supremo ha dado la razón de forma definitiva a una bodega de Meaño, que bautizó su albariño con el nombre de la abuela del propietario, 'Anadigna', marca sobre la que la multinacional Codorníu alegó que generaba confusión con su 'Anna de Codorníu'.
Después de la lucha en los tribunales, el bodeguero Carlos Rey Lustres ha adelantado en COPE que en mayo saldrán al mercado las primeras botellas etiquetadas como siempre quiso, ya que tuvo que registrar una alternativa como 'Nadigna' mientras no se le permitió usar la marca que homenajea a su abuela. De esta forma, la cosecha de septiembre de 2018 será la primera que saldrá al mercado con el nombre de quien enseñó al bodeguero "la cultura del vino y el cariño por el arte de elaborarlo y hacer las cosas bien".
Los hechos se remontan a 2015, cuando Carlos Rey Lustres registró en la oficina de patentes el nombre 'Anadigna' para su primer vino, "un albariño monovarietal cosechado en la finca que pertenecía a su abuela".
Posteriormente, Codorníu y Pagos de Rey presentaron un recurso de alzada contra la inscripción y, a pesar de que la oficina en un primer momento dio la autorización por diez años a Rey Lustres para el uso de 'Anadigna', se la retiró.
El bodeguero se vio obligado a acreditar con el libro de familia el antropónimo de su abuela, Anadigna Torres, para que los magistrados del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) le diesen la razón a finales de 2017 al dictar que "el parecido fonético entre ellas no es de la entidad suficiente para que pueda producir confusión en el mercado".
Pérdidas
De este modo, destaca que perdió "un año completo creando otra marca, 'Nadigna', adaptando los diseños, modificando el logotipo, imprimiendo y cambiando de nuevo todas las etiquetas, cajas, material corporativo...".
Además, señala que aunque podría reclamarles daños y perjuicios, "son difíciles de valorar".