Este chiringuito de Sanxenxo paga la residencia a sus empleados: "Un piso aquí es prohibitivo"

No sé si la palabra es diferente o raro. Pero el tiempo es un problema. Nos lo dice un empresario gallego que lleva toda su vida en el sector de los chiringuitos, junto a su padre y hermano: “Nos preocupa”. Gente sí que hay, pero a los que viven de que haga calor y sol, este verano en Galicia les está costando arrancar, aunque todavía hay mucha temporada estival por delante.

Nos lo cuenta Carlos Castaño hijo. Proviene de una familia dedicada al sector de los chiringuitos. Nos atiende en plena playa de Silgar, en el municipio pontevedrés de Sanxenxo, uno de los ayuntamientos más turísticos por excelencia: “La playa de Silgar, en el centro de Sanxenxo, con las pasarelas y todo el acondicionamiento… es una gran localización. Aunque estos días de lluvia, aprovechamos para que los empleados tengan días de descanso”.

Carlos lleva unos quince años con la concesión de los chiringuitos, tumbonas y pedaletas en Silgar. Se deshace en elogios porque la ubicación es difícil de mejorar y hay gente que hace mucho gasto: “Tenemos mucho portugués y nacional, madrileño, sobre todo”.

LOS TRABAJADORES DE ESTE CHIRINGUITO TIENEN PLAZA DE RESIDENCIA PAGADA

Esta empresa lleva años ofreciendo pensión y plaza de residencia a sus empleados. Es así como consiguen mano de obra para poder prestar el servicio en los arenales. Y es que alquilar un piso en temporada alta en determinados ayuntamientos costeros es “prohibitivo”. El propio empresario lo reconoce.

Esta empresa lleva años haciéndolo, para encontrar empleados: “Se lo ofrecemos a todo el mundo. Nosotros tenemos gente de toda España trabajando con nosotros. Y a quien no necesita piso, le gratificamos con dinero. Nosotros llevamos años haciéndolo. Alquilamos varias casas, pisos, incluso una pensión con varias habitaciones. El tema de dar pensión y comida estamos bien de empleados. No tenemos problema porque las condiciones que damos con bastante buenas. Aquí estas condiciones son fundamentales”.

Aun así, resulta rentable. Con todas esas condiciones: “Si no no estaríamos aquí. Al final sube todo y hay que subir precios, hay que resistir”.

Y a todo esto hay que sumar el canon de explotación por la concesión de estos servicios en dos de los arenales del ayuntamiento pontevedrés, un canon que supera los 100.000 euros.

LOS RECUERDOS DE VERANO DE QUIEN TRABAJA EN UN CHIRINGUITO

Carlos creció prácticamente entre chiringuitos, porque era el negocio familiar. Cuando otros estamos acostados en la tumbona o disfrutando de una caña en la playa, él está trabajando. Así que reconoce que sus recuerdos de verano son diferentes al resto.

Con todo, claro que descansa y disfruta, pero en otros meses del año: “Noviembre, diciembre, enero, febrero…”

Esta familia dispone también de negocios en las Islas Canarias, así es que “nos vamos de aquí para allá”.