Un joven belga hace el Camino de Santiago y lo que ve al llegar le cambia la vida años después: "¿Por qué no?"

Las historias de quienes se deciden a hacer el Camino de Santiago y se quedan prendados de esa experiencia son muchas y variadas, pero pocas como la de Dries Nuittren, que ha decidido quedarse a vivir en Galicia a pie de trayecto.

Para ello, ha montado un albergue de peregrinos, Casa Alternativo, el único que hay entre Tui y O Porriño, y lo ha hecho valiéndose de la ayuda de sus amigos y de materiales reciclados.

El Camino Francés

"Yo hice primero el Camino Francés y al entrar en Santiago me dije: yo quiero vivir en el Camino, pero no tenía una idea de cómo hacerlo", explica a COPE Dries. Por eso, empezó haciendo fotografías a los peregrinos, que después convertía en postales, negocio que desempeñó durante tres meses.

Fue pasado ese tiempo cuando se le ocurrió la idea de hacer un albergue. Entonces, durante unos cinco meses, se estuvo pateando todos los caminos para buscar la ubicación idónea en la que instalar su albergue.

En 2018 encontró la casa en la que ahora está su albergue y la llenó de muebles que construyó con materiales que encontró en zonas industriales. Con ellos hizo camas, arcones y todos los muebles que hay en su negocio.

"Es un buen sitio porque entre Tui y O Porriño no hay nada para dormir y por eso tengo mucha gente que viene", afirma feliz.

Un viajero que decide parar

Dries ha sido siempre un viajero empedernido. Hasta que descubrió Galicia trabajaba seis meses, como profesor de teatro, o como empleado en restaurantes, y viajaba otros seis. Con el tiempo, se le fue metiendo en la cabeza que más le valdría tener una casa, y esa fue la razón por la que hizo por primera vez el Camino, para aclarar sus ideas, algo que antes que él y después que él han hecho miles de peregrinos.

"Y cuando llegué a Santiago dije: ¿por qué no un albergue y vivir en el Camino con gente que hace el viaje?" Dicho y hecho. Montó su negocio y ni siquiera la pandemia ha podido con él.

Un ambiente diferente

"Esto me gusta. La gente que viene todos los días. El ambiente es muy distinto, porque la gente que viene tiene tiempo para hablar y están muy felices de estar haciendo el Camino, y así puedes trabajar con gente siempre feliz, y eso te da mucha energía para continuar", afirma antes de pedir perdón por su español, bastante menos limitado de lo que él mismo cree.

"Ahora todo el mundo viene, y a veces tenemos nueve culturas en una misma mesa, y esto me encanta mucho", afirma feliz con la decisión vital que ha tomado gracias al Camino de Santiago.