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La Liga dobla a la Premier en intervenciones de VAR o por qué estamos perdiendo el juego

El Mallorca-Las Palmas no tuvo ni una sola parada por VAR, algo que ya casi ni se recordaba 

Posado de Mallorca y Las Palmas con el mosaico de fondo

RCD Mallorca

Posado de Mallorca y Las Palmas con el mosaico de fondo

Jordi Jiménez

Mallorca - Publicado el - Actualizado

9 min lectura

Hemos tocado fondo sin ninguna duda. Lo que se nos vendieron como un progreso indiscutible para el fútbol, un salto cuántico en nuestra liga, se ha convertido en un carajal insoportable. No hay jornada en la que la confusión no sea mayúscula, no hay partido en realidad en el que no tengamos una sucesión de decisiones que no se corresponden con otras situaciones similares, o partidos sin interrupciones continuas.

El fútbol que conocimos no es el de hoy, algunas cosas para mejor porque hay más limpieza en el césped, se intenta jugar más, los terrenos de juego están en mejores condiciones, los estadios son más confortables, no están bien vistos los insultos pese a que son inevitables, pero al menos pueden salir caros.

Digo que son inevitables porque muchos conciben el fútbol como su desfogue, no puedes poner un policía a miles de personas, sin embargo, saben al menos que se exponen a fuertes sanciones por insultar. Queda por hacer en este campo aún porque hay focos tóxicos en algunos estadios que no se apagan. Hay varias gradas en las que es conocida la toxicidad de esos "seguidores" porque en cada partido se les escuchan insultos o expresiones graves. Sería disuasorio, si las directivas no se atreven a identificar y expulsar a esos individuos, cerrar esa grada uno o varios partidos.

Invento mal empleado.-

Sin embargo, en lo que no ha habido progreso sino retroceso es en la forma de dirigir los partidos. No es peor el nivel de la liga española que la liga inglesa, por más aclamada que sea la Premier por la gran cantidad de dinero que es capaz de generar, por los ambientes de fútbol extraordinarios que suelen tener sus estadios. Es peor la liga española que la Premier en lo más sustancial, lo que afecta al desarrollo del juego. En la Premier se interrumpe menos que en la Liga, eso sí es algo que nos debe provocar envidia y remover hacia una reflexión profunda porque estamos perdiendo el juego.

Para que el fútbol siga siendo algo que enganche, de lo que se disfrute, que apasione a la gente hacia lo positivo, debe haber más juego. Pasión hay mucha pero en demasiadas ocasiones enfocada hacia lo negativo, la protesta, el enfado, la frustración de una decisión que no se comprende, o por a las muchas interrupciones.

Voy a poner un ejemplo, el domingo en Son Moix hubo pasión positiva, hubo disfrute, también enfado porque para que el fútbol es como como la vida. Uno se alegra con algo que le agrada y se enfada con algo que le desagrada, el enfado forma parte de la forma de disfrutar también del fútbol, no seamos ingenuos. No obstante, el domingo hubo más cosas positivas que negativas, la gente pudo disfrutar más que enfadarse, el Mallorca hizo un buen partido, jugó con más intensidad y marcó goles pronto, lo que encendió la llama de la pasión en la generalmente fría grada de Son Moix, pero lo que diferenció este partido es que no hubo una sola interrupción por VAR. Las interrupciones que hubo son las naturales, por algún golpe. Y la experiencia cambia, vaya si cambia.

Un domingo por la tarde en Son Moix, un buen ambiente con un mosaico bien hecho (merecen el reconocimiento el club y las peñas que lo montaron) y un partido sin VAR, ni los más antiguos del lugar lo recordaban. Domingo por la tarde y sin VAR. Parece increíble, fútbol de otro tiempo.

No hay partido en el que no tengamos interrupciones, largas interrupciones, revisiones de cosas muchas veces nimias, anecdóticas, elevadas a categoría de trascendentales. Y así está la liga, metida en un pozo de confusión. Nadie sabe ni entiende nada ya. No se sabe qué están pitando ni se sabe si algo es así o asá. Las quejas de Pedro Martín en Tiempo de Juego son desesperación, y con razón. Pedro lleva mucho tiempo avisando de la perversión del abuso del videoarbitraje.

El intervencionismo en nuestra liga es absoluto, Miguel Aguilar daba anoche un dato demoledor en El Partidazo: 120 intervenciones en 240 partidos llevamos, mientras la Premier lleva 71. También en Italia hay un porcentaje considerable de menos intervenciones, mientras la Champions parece contagiarse y ha subido hacia niveles como los de la liga. 

La cuestión no es que se equivoquen en las decisiones, porque es inevitable el error o incluso el acierto que no es comprendido porque cada uno lo quiere ver a su manera. Esto forma parte del fútbol, pero lo que tenemos ahora es un protagonismo absoluto arbitral como no se había vivido nunca porque hay un doble arbitraje, el del campo y el del VAR. Y lo que está ocurriendo ahora mismo es que decide más el que está frente al monitor. Es una perversión absoluta del juego y de la esencia del juego. 

Nadie quiere hablar de "frames".-

Con tanto intervencionismo se provoca que los jugadores se acostumbren a forzar decisiones y a simular. "No podrán simular porque les ve todo el mundo con el VAR" nos dijeron, falso. Simulan más que nunca buscando la revisión del videoarbitraje. No vinimos al fútbol para esto, ni los que lo juegan ni los que lo aprecian ni los que lo contamos. No vinimos para contar si ha simulado mejor o peor, si el árbitro ha tardado mucho o poco en una revisión, si queremos un "on field review" o queremos un plano "high behind", "te pongo un loop", no vinimos a esto para hablar de "frames".

No creo que a nadie le interese lo más mínimo hablar de frames, más que los que cobran generosos euros por su labor, porque los árbitros españoles son, nadie sabe por qué, los mejor pagados de Europa según el informe Marca

Cobran el fijo más alto, tienen un bonus por partido alto y suman a final de temporada una cantidad más alta que en otras ligas. Cobra también una generosa cantidad el que está en el VAR, con lo cual se partirá la cara por hacer muchos VAR, cumplir con las consignas que le marquen sobre qué criterios técnicos hay que seguir, y sobre todo estará encantado de conocerse para intervenir en el partido, con esa consideración económica como la que tiene.

No creo que ningún árbitro empezara en esto para estar tan en el centro, sinceramente lo pienso. Antiguamente el árbitro bien visto era el que pasaba inadvertido. "No se ha notado quién ha pitado, magnífico", decían las viejas crónicas del "Estudio Estadio", el programa de referencia en aquel fútbol de barro en Primera División que instauró "la moviola" para comprobar si era penalti o no.

Cómo hemos pasado de aquel no intervencionismo a esto. Y se equivocaban mucho, claro. Además, muchos árbitros no tenían condición física adecuada y se montaban "pollos" de consideración, pero lo que ha cambiado es la consideración sobre lo que es un buen arbitraje, una buena forma de dirigir un partido.

Cómo hemos pasado del cuanto menos mejor, a esto. El árbitro de hoy, por cierto, parece que tiene que ser un modelo, físicamente un portento, mejor si es alto, mejor si impone su autoridad, mejor si está muy encima del balón. Y tenemos árbitros estrella como hemos tenido los indeseables jueces estrella en la justicia.

 No están para esto, no están para intervenir continuamente, están para ser justos y procurar que el partido vaya por buen camino, para aplicar el mismo criterio, para no interferir en la trayectoria del balón. Hoy están siempre entorpeciendo al equipo de ataque porque están en la línea de pase, como les obligan a estar por delante y cerca del balón, estorban siempre.  Las directrices que se dan desde los comités son erróneas e influyen negativamente en el fútbol de hoy.

Dicho esto, no todo puede ser achacable a los árbitros, los clubes grandes presionan constantemente y muchos futbolistas se han convertido en patéticos actores. Son responsables también de tanta interrupción. Claro que si no se pitara tanto y no se revisara tanto salvo cosas graves, los jugadores estarían obligados a seguir y no fingir. 

Ortiz Arias siguió ese criterio, como lo hizo Cordero Vega, equivocándose o no, dio prioridad al juego y no pitó cualquier contacto. No es tanto el error, que forma parte de su labor, como de su incidencia en el partido.

El caso Bellingham.-

Y tampoco es achacable al árbitro de turno no saber si Bellingham le ha dicho "fuck" una cosa o la otra. No es responsabilidad del árbitro dominar los insultos en inglés ni saber inglés, es responsabilidad de Bellingham expresarse en español pues juega en España.

Los jugadores y técnicos españoles cuando van a la Premier aprenden inglés y se expresan en inglés, pero aquí el complejo de algunos apunta a que somos nosotros los que debemos hablar inglés de Oxford mientras aceptan que un jugador inglés en España no hable una palabra de castellano. Ya pasó con Beckam o Bale. A Hansi Flick tampoco se le ha oído ni un solo intento en lengua española. Hasta el disparate de obligar a los periodistas españoles a preguntar en inglés en España. Un despropósito absoluto.

Volviendo a Bellingham, lleva tiempo jugando con fuego porque nunca pasa nada, últimamente el genial jugador inglés no ha parado de protestar en su idioma o de faltar a rivales, algo que la pasada temporada no hacía. Y lo hace en su lengua porque ya le entenderán los demás, muchas veces son tan egocentristas que consideran que son los demás los que tienen que entenderles a ellos en lugar de entender ellos el idioma del país en el que juegan.

Otro debate es si el árbitro debe desentenderse de lo que están diciendo los jugadores salvo que sea un desafío en su cara o un insulto dirigido a ellos claro. Porque lo cierto es que si se atiende a todas las expresiones continuamente deberían ser expulsados decenas de jugadores por ese motivo en cada jornada.

Volviendo a lo esencial, es precisa una revisión de principio a fin sobre los criterios con los que se dirigen los partidos, si pudiera ser además cerrar con llave el VAR y tirar la llave para finalmente cambiar cambiar la cerradura y abrirlo en el caso de que se entienda al fin para qué existe el invento.

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