VI congreso del GOB Menorca
La frecuentación de personas en los espacios naturales crea una serie de impactos, muchas veces pequeños pero que, sumados, resultan evidentes
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Este sábado pasado tuvo lugar el VI congreso del GOB Menorca, con la asistencia de una cincuentena de personas asociadas. Se discutieron cuatro ponencias, con el fin de revisar y marcar las líneas de trabajo futuras respecto a las temáticas tratadas. La evaluación constante de las actividades de la entidad es importante para poder valorar y mejorar los resultados de cara a conseguir la compatibilidad de la actividad de nuestra sociedad con la preservación medioambiental de nuestra isla.
Se han tratado y aprobado cuatro ponencias, dos de ellas de temática muy interna, como es la revisión de las estrategias de comunicación de la entidad y la búsqueda de vías de financiación para los proyectos ambientales. Las otras dos sobre problemáticas muy complicadas, como son la transformación del tejido económico hacia una economía circular, y por lo tanto sostenible y compatible con los valores ambientales, y por otra parte la suma de pequeños impactos negativos que reciben los espacios naturales por el creciente tráfico de personas.
La frecuentación de personas en los espacios naturales crea una serie de impactos, muchas veces pequeños pero que, sumados, resultan evidentes. En Menorca se han constatado afectaciones importantes para la dispersión de gente en el medio natural. Por ejemplo, sería la responsable del fracaso de la cría de una pareja de águila pescadora y de aves acuáticas en tramos del Camino de Caballos dentro del Parque Natural, o la disminución de murciélagos en ciertas cuevas. También es preocupante la erosión en muchos tramos del Camí de Cavalls, la dispersión de residuos, etc.
Hoy en día somos más personas residentes que nunca, y tanto residentes como turistas nos hemos convertido en exploradores, con deleite por descubrir y llegar allí donde nadie lo había hecho antes. Somos más y con una cultura diferente. Una cultura más urbana. Cada vez se vive más desconectado del campo, y es fácil tener la impresión de que no dependemos de él. La agricultura, a mucha gente le parece anecdótica y no se es nada consciente del funcionamiento y de los servicios ecosistémicos que emanan de los espacios naturales. El campo y la naturaleza se ven como algo para el ocio, no como algo útil y frágil. Y por lo tanto, muchas veces no somos capaces de valorar adecuadamente los impactos que causam.
Los impactos de esta llamada presión difusa sobre el medio ambiente tanto provienen de residentes como de actividades turísticas, y por tanto su reducción se debe trabajar desde diferentes ámbitos. Tiene que haber una implicación y diálogo social, de usuarios, entidades, empresas y administraciones. También una visión a nivel insular en cuanto al diseño y mantenimiento de rutas y caminos públicos. La normativa existente se revisará, divulgar adecuadamente, y debe existir suficiente vigilancia para hacerla cumplir.
Pensando en esta idea, de que es una cuestión a hablar de ello el conjunto de la sociedad, adjuntamos el documento que se aprobó en el congreso.