CASTAÑERO
Un castañero de Pamplona sigue haciendo las mejores castañas con la máquina que compró hace 45 años: “7.500 pesetas”
La plaza de San Nicolás no ha cambiado mucho desde 1980, pero sí se ha ido mucha gente, reconoce Mikel Álvarez
Pamplona - Publicado el - Actualizado
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Mikel Álvarez, más conocido como el castañero de San Nicolás, comenzó a vender castañas allá por 1980. Tiene 64 en estos momentos y quiere seguir en San Nicolás hasta los 70. Aunque nada le haría más ilusión que su nieto, después de estudiar una carrera, quisiera seguir con el negocio. “Si él estuviera dispuesto, yo aguanto hasta los 80 para que él me coja el relevo, siempre y cuando estudie. Sería el abuelo más feliz del mundo”. Para ser castañero, dice Mikel Álvarez, “hay que saber, hay que tener conocimientos, cultura...”.
Mikel Álvarez todavía se acuerda de los inicios, cuando un joven de 20 años quería emprender por primera vez. Encargó una máquina para poder asar las castañas, una máquina que él mismo había diseñado. Todavía se acuerda lo que le costó: “7.500 pesetas”. Un dinero que no pudo abonar cuando la adquirió. “No tenía para pagarle. Me dijo que me la llevara y que la pagara al terminar la campaña”. Y casi 45 años después, con algún retoque, todavía sigue funcionando esa máquina realizada en calderería Aranguren.
Después de tantos años en San Nicolás, Mikel Álvarez ha hallado muchas historias. “Yo soy una persona que se implica. Hay cosas interesantísimas en personas que no te puedes ni imaginar”. El castañero indica que hay gente que llega a su puesto con necesidad de mucho afecto, cariño y necesidad de transmitir. “Para eso estamos en muchas ocsaiones”.
Aunque a veces, los otoñoas calurosos que hemos vivido en los últimos años no son propicios para vender muchas castañas, lo cierto es que en Pamplona es una tradición familiar acudir a por castañas. “Muchas personas vienen a decirme que se acuerdan todavía de mí de cuando paseaban con sus padres o abuelos, y eso me parece bonito porque creo que representa el espíritu sano de una ciudad que vivía y giraba en torno al centro, pasar ratos en buena compañía y en compartir con vecinos y conocidos en esos paseos”.
“En las redes intento contar anécdotas que yo he vivido porque llevo muchos años en San Nicolás, pero simplemente con la intención de poder transmitir esos buenos momentos que yo he disfrutado, hacer conocer a la gente y sobre todo a los jóvenes la riqueza del centro de Pamplona, lo bien que se está y que no se puede dejar morir el placer que se siente al visitar las calles más importantes de tu ciudad”.
Mikel Álvarez asegura que el Casco Antiguo y, en concreto, la Plaza de San Nicolás, ha perdido algo de vida desde que llegó a ese lugar. Por eso, ha decidido realizar algunas iniciativas para intentar revitalizar la parte vieja de Pamplona.
Ha propuesto dos concursos cuyo premio no es de mucho valor económico, pero con mucho sentimiento. Regala cuatro docenas de castañas a los ganadores de cada mes de cada uno de estos concursos. La idea, que haya presencia de la Plaza de San Nicolás en las redes sociales. “Una vez al mes, de todas las fotos que haya, elegir una ganadora y darle cuatro docenas de castañas. Cada semana una”.