El longevo monarca europeo que convirtió Viena en la denominada Atenas del Este
El periodista de Diario de Navarra Javier Iborra continúa repasando la dinastía de los Habsburgo
Pamplona - Publicado el - Actualizado
3 min lectura
Francisco José de Austria (1830-1916) fue uno de los monarcas más longevos y trascendentales de la historia europea, gobernando como emperador de Austria y rey de Hungría durante más de seis décadas. Nació el 18 de agosto de 1830 en la ciudad de Viena, hijo del archiduque Francisco Carlos de Austria y de la princesa Sofía de Baviera. Su ascenso al trono fue el resultado de una serie de eventos inesperados, ya que su padre, que originalmente era el heredero, abdicó en su favor tras la Revolución de 1848 en el Imperio austríaco.
El periodista de Diario de Navarra, Javier Iborra, sigue tratando sobre la dinastía de los Habsburgo después de haber puesto sobre la mesa las figuras de Maximiliano de Austria o Rodolfo de Austria.
En 1848, con apenas 18 años, Francisco José se convirtió en emperador de Austria tras la abdicación de su tío, el emperador Fernando I, durante una época de grandes tensiones y revoluciones en Europa. A pesar de su juventud e inexperiencia, Francisco José logró estabilizar el imperio mediante la supresión de las revueltas y la restauración del orden, contando con el apoyo de los militares y los conservadores. En 1867, ante la presión creciente de los húngaros, el imperio se reorganizó en una doble monarquía: Austria-Hungría, lo que le permitió a Francisco José mantener una apariencia de unidad en el vasto imperio.
A lo largo de su largo reinado, Francisco José se enfrentó a diversos desafíos tanto internos como externos. En el ámbito interno, el imperio se vio aquejado por tensiones nacionalistas, especialmente de los húngaros, los checos y los eslavos, quienes aspiraban a obtener mayor autonomía. A pesar de estas tensiones, Francisco José trató de mantener el equilibrio político, aunque a menudo recurrió a medidas autoritarias y represivas. La Constitución de 1867 y el compromiso con Hungría fueron, en muchos sentidos, el resultado de sus esfuerzos por modernizar y centralizar el imperio.
En el plano internacional, Francisco José tuvo que lidiar con una serie de conflictos militares, incluidos la Guerra de Crimea, la guerra con Prusia en 1866, y las guerras balcánicas. Aunque logró mantener la estabilidad dentro de su imperio, el fracaso militar ante Prusia fue un golpe significativo para su reputación, ya que perdió la Guerra Austro-Prusiana y debió ceder gran parte de sus territorios. "No fue especialmente beligerante, pero sufrió una derrota muy dura contra Prusia en 1886. Una derrota que supuso prácticamente el fin de la preponderancia de Austria en el mundo alemán". Sin embargo, su longevidad en el trono le permitió superar muchos de estos desafíos y consolidar la posición de su dinastía en la región.
El imperio también vivió momentos de gran tragedia personal para el emperador. Su hermano Maximiliano fue fusilado en México y en 1867, su esposa, la emperatriz Isabel de Baviera (Sisi), fue asesinada por un anarquista, lo que lo sumió en una profunda tristeza. "Fueron golpes muy duros para este rey. Sin embargo, consiguió convertir Viene en el faro cultural del mundo. Fue conocida como la Atenas del Este". A pesar de la tragedia, Francisco José continuó gobernando, aunque siempre con la sombra de la pérdida de su amada esposa. En sus últimos años, el imperio enfrentó nuevos desafíos, como el creciente nacionalismo y la Primera Guerra Mundial, que llevarían al colapso final de Austria-Hungría en 1918, dos años después de su muerte.
Francisco José de Austria murió el 21 de noviembre de 1916 a los 86 años. Su largo reinado, marcado por crisis políticas, conflictos bélicos y tragedias personales, dejó una huella indeleble en la historia de Europa. Si bien su imperio se disolvió después de su muerte, su figura sigue siendo central para entender la historia de la monarquía austriaca y el impacto de las tensiones políticas en la Europa central.