El Papa Francisco ya tiene su 'Pañuelico' de San Fermín

El Santo Padre ha recibido en audiencia a seminaristas de la Diócesis de Pamplona y Tudela

El Papa Francisco recibe una imagen de San Fermín.

Vaticano

El Papa Francisco recibe una imagen de San Fermín.

Esther García ZúñigaEuropa Press

Pamplona - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

El Papa Francisco ya tiene un pañuelo rojo de San Fermín personalizado y la imagen del 'Santo morenico'. 

Y es que este fin de semana ha recibido en audiencia a seminaristas de las diócesis de Pamplona, Tudela, San Sebastián, Redemptoris Mater y al arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, Florencio Roselló. 

Durante el encuentro, los seminaristas navarros le regalaron un pañuelo personalizado y una imagen de San Fermín.

El Papa, por su parte, dijo a los asistentes que "el seminario no es una cárcel, es un lugar donde aprender que un sacerdote es un hombre, un ser humano que quiere redimir" porque "un sacerdote no puede ser otra cosa que una imagen viva de Jesús, el Redentor con mayúsculas".

Así, destacó que "debemos descender" a las "cárceles gubernativas" a "ofrecer a quienes están en ellas el aceite del consuelo y el vino de la esperanza, pero también a todas aquellas prisiones que encarcelan a hombres y mujeres de nuestra sociedad: las prisiones ideológicas, las morales, las que crean la explotación, el desaliento, la ignorancia y el olvido de Dios".

El Papa Francisco insistió en esta idea: "por favor, vayan a las cárceles, vayan, comprométanse". "Desde que soy obispo, el Jueves Santo, el lavatorio de los pies lo hago en una cárcel. Ellos son los que más necesitan que les lavemos los pies, como diciéndoles: 'mirá, yo te lavo los pies porque yo soy peor que vos, pero yo tuve la suerte de que no me agarraron'", ha comentado.

Rememoró que en uno de estos lavatorios de pies, en una cárcel de mujeres, una interna la confesó que había matado a su hijo. "Los dramas internos en la conciencia de los que viven en una cárcel. Cuando sean curas, vayan a las cárceles, es una prioridad. Y todos nosotros podemos decir eso que yo siento: ¿Por qué ellos y no yo?", ha expresado.

Por otro lado, Francisco recordó a los seminaristas el evangelio de San Lucas en el que "nos habla de docilidad al Espíritu, de hacer desierto para encontrar a Dios, vaciándonos de tantas cosas que llevamos como lastres. Nos anima a no tener miedo a enfrentarnos con la tentación de un ministerio idolátrico donde estemos en el centro, buscando el poder material o el aplauso".

Les instó a no olvidar "que son hijos del pueblo" y que "en nuestro apostolado no podemos hacer distinción de personas por más que sean extranjeros o incluso enemigos, porque para Dios todos somos sus hijos. Cuando miremos al hermano, reconozcamos en él su disposición a recibir la gracia que el Señor le ofrece".

Igualmente, les animó a estar "siempre listos para bendecir, para liberar" y a ser "valientes, desprendidos e incansables para llevar la misericordia divina que el Señor tan generosamente ha derramado en ustedes al elegirlos para este ministerio".

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