"Un atentado se sufre toda la vida, no solo el día que te pasa"
ETA colocó una bomba lapa en el coche del padre de Angélica Chaparro. Se marcharon del País Vasco con una mano delante y otra detrás
Santander - Publicado el - Actualizado
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Han pasado más de 50 años desde que ETA comenzará su macabra andadura el 7 de junio de 1968. Una historia plagada de dolor y sufrimiento que ha dejado más de 850 muertos y 7.000 víctimas de distinta naturaleza. Víctimas a las que en ocasiones, al sufrimiento del atentado sufrido, han tenido que sumar el calvario de demostrar que ellos también fueron víctimas.
Le sucedió a Ángel Chaparro y su familia.
Ángel era policía nacional. Fue destinado al País Vasco en 1974 y al poco tiempo empezó a recibir las primeras amenazas. Llamadas, pintadas y cartas en las que se le amenazaba de muerte. “Si no se marcha del País Vasco, en breve acudirá a su funeral” le dijeron en una ocasión a su mujer a través de una carta.
Un día Ángel observó una bolsa de basura pegada a su rueda delantera. Era una bomba lapa. Su mujer y su hija sufrieron un ataque de pánico mientras especialistas en desactivación de explosivos hacían estallar la bomba de forma controlada. “ Poco antes habíamos estado jugando junto al coche un montón de niños. Mi padre evitó una tragedia” recuerda Angélica Chaparro, hija de Ángel.
A partir de ese momento, la familia sufrió una pesadilla, “hubiéramos seguido siendo una familia feliz, si no llega a ser por el atentado” dice Angélica.
Al sufrimiento, tensión y miedo en ocasiones por lo sucedido, se sumo el calvario de demostrar que la familia al completo era víctima del terrorismo. Una condición que no ha sido concedida a la hermana de Angélica a pesar de que estaban juntas en el momento del atentado. “La Administración ha dejado fuera a mi hermana, es como si quisiera romper la familia”.
La hija de Ángel asegura, con dolor, que tanto sufrimiento no haya servido de nada. Un sufrimiento que llevó a su madre a intentar quitarse la vida.
“Un atentado no solo se vive en el momento en que sucede, se sufre durante toda la vida” sentencia Angélica.