"Con 16 muertos detrás no hay arrepentimiento, hay ganas de salir de la cárcel"
Ana Isabel Díaz tenía 18 años cuando ETA asesinó a su hermano. "Aterricé de golpe en la vida""
Santander - Publicado el - Actualizado
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El 13 de diciembre de 1991 el policía nacional Francisco Javier Delgado González-Navarro y su compañero José Ángel Garrido realizaban una visita de trabajo a un taller de instalación de radios de la calle Caballero de Barcelona.
Tras cinco minutos de charla con el propietario del taller, amigo de Francisco, dos miembros de ETA entraron al local y les dispararon en varias ocasiones a bocajarro. José Ángel Garrido murió en el acto. Francisco Javier un par de horas después.
Barcelona había sido el primer destino de ambos y allí ETA los asesino, pocos meses antes de que comenzaran los JJOO en la ciudad condal.
La familia de Javier se enteró del asesinato por las noticias en televisión. “Cuando eres adolescente no piensas que esas cosas te pueden pasar a ti” reconoce su hermana Ana Isabel Díaz quien asegura que la vida a partir de ese momento no vuelve nunca a ser la misma. “En ese instante aterricé de golpe en la vida” reconoce Ana Isabel.
Francisco Javier era el hermano mayor de la familia. Era alegre, simpático, generoso, un “poco mandón” como todos los hermanos mayores, recuerda su hermana. “Él nos enseñó a bailar, era nuestro guía”. Durante mucho tiempo no fueron capaces de hablar de Javier y su asesinato, “imagino que como mecanismo de defensa y autoprotección” asegura Ana Isabel. Ahora las Asociaciones de Víctimas, Ana trabaja en la AVT, tienen gabinetes psicológicos para ayudar a las víctimas, pero antes las víctimas “estábamos solas. No había nadie”, recuerda.
Ahora la soledad es otra. Ese trabajo diario con otras víctimas del terrorismo le lleva a Ana Isabel a afirmar que se sientes solas, abandonadas y traicionadas. “Las víctimas molestamos”.
Ana Isabel Díaz reconoce que no puede perdonar algo así porque además no cree que el arrepentimiento de los terroristas sea sincero. En el caso del asesino de su hermano, “cuando uno mata a 16 personas y se arrepiente 20 años después, lo que hay son ganas de salir de la cárcel”.