El PSOE permite a Rajoy gobernar y evitar las terceras elecciones
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Nada es igual, ni siquiera parecido, en el PP de hoy respecto a aquel 26 de junio de 2016, cuando ganó con holgura las elecciones, valiéndose de la división de la izquierda, cuyo electorado se desmovilizó después de que no llegaran a un acuerdo de gobierno tras los comicios del 20 de diciembre de 2015. A Rajoy se le habría un panorama despejado, con el PSOE en guerra interna, Podemos en decadencia y Ciudadanos ideológicamente desdibujado.
Un Mariano Rajoy que, tras los comicios de diciembre, rechazó la tarea encomendada por el Rey para formar un gobierno estable, y que asumió durante casi un año la jefatura del Ejecutivo en funciones: "Ahora tengo mucho tiempo libre", llegó a confesar a un falso Puigdemont mientras le gastaban una broma radiofónica.
En esta interinidad se mantuvo Rajoy hasta el 29 de octubre, cuando días antes la gestora del PSOE acordó abstenerse en su investidura y permitirle gobernar en minoría. Un premio a su resistencia, pese a ser consciente de que no sería lo mismo gobernar en aquellas condiciones, con 137 diputados, que con el rodillo de la mayoría absoluta. Por ello, lanzó la siguiente advertencia a la oposición: "No pretendan imponerme lo que no puedo aceptar." La amenaza de disolver las cortes y adelantar las elecciones siempre estuvo presente.