Retroceso de Ciudadanos el 26-J
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Ciudadanos ha sido tradicionalmente mejor tratado en las encuestas que en las urnas. Pese a su imagen de partido centrista, capaz de pactar con el PSOE de Susana Díaz en Andalucía o con el PP de Cristina Cifuentes en Madrid, hasta ahora no ha trasladado esa transversalidad a los procesos electorales y cumplir con sus expectativas de voto. No es casualidad que en todos los sondeos los votantes de Ciudadanos sean reflejados como los menos fieles.
La formación naranja obtuvo unos buenos resultados en los comicios del 20 de diciembre de 2015, cuando logró 40 escaños. Seis meses más tarde, retrocedió hasta los 32. La repetición de las elecciones les pasó factura, dando alas al PP como partido referente del centro-derecha. La polarización de la campaña alejó de los focos a Albert Rivera, si bien es cierto que sus diputados eran esenciales a la hora de pactar un gobierno de diferente signo político.
También influyó que, tras los comicios de diciembre, Rivera y Pedro Sánchez sellaran un pacto de Legislatura, cuya ejecución se antojaba imposible,
El votante más escorado a la derecha de Ciudadanos penalizó aquel pacto acordado en febrero de 2016 entre Rivera y Sánchez, dejando vía libre al PP para capitalizar ese granero de votos.
Los dirigentes naranjas responsabilizaron del fracaso a la ley electoral, lo que les supuso por ejemplo perder cinco de los seis escaños que obtuvieron en las dos Castillas o quedarse sin representación en circunscripciones por apenas mil papeletas. Ante dicho panorama, Rivera optó por esperar días mejores y apoyar a Rajoy en su sesión de investidura a finales de verano.