DISTRITO COPE

George Harrison, el beatle silencioso

Se cumplen 17 años de su muerte. Harrison fue clave para la evolución del sonido del grupo de Liverpool y contribuyó, además, con canciones memorables

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George Harrison, el beatle silencioso

Juan Andrés Rubert

Publicado el - Actualizado

11 min lectura

"Mi vida es la música. Solo soy yo cuando tengo una guitarra en las manos”.

Acumulamos efemérides de artistas que nos han dejado en las últimas semanas. Si la semana pasada rendimos un merecido homenaje al bueno de Freddie Mercury, esta vez hay que hacerlo con George Harrison. 17 años han pasado desde que murió en el año 2001. El beatle silencioso, el beatle tranquilo, el hombre en el segundo plano, el artista en la sombra. Y qué alargada era la sombra de John Lennon y Paul McCartney cuando eran los Beatles. Hasta casi el final de la banda no descubrimos el talento compositor de Harrison, y qué talento. Y siempre se destaca, además, la carrera en solitario de Lennon y McCartney, sin tener apenas en cuenta lo que hizo Harrison. Eso es una tremenda injusticia, porque este último hizo cosas realmente interesantes. Pero vayamos a los inicios... Era 1963 cuando este chico flacucho y pálido se lanzó, tímidamente, a componer su primera canción para el grupo más famoso de todos los tiempos.

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Estamos en la primera etapa de los Beatles. Un cuadro gripal durante una gira lo obligó a reposar durante unos días. Allí decidió componer su primera canción, 'Don't Bother Me' después de observar la facilidad con la que sus dos compañeros creaban canciones exitosas. El propio Harrison lo explicó de manera muy sencilla: “Quería comprobar si era capaz de escribir una canción”. Desde luego, fue capaz, pero fue la única composición suya que se incluyó en el segundo disco de la banda, 'With The Beatles'. En esta primera época, vemos a un Harrison que quiere imitar a Lennon y McCartney, sus compañeros y casi ídolos. Sin embargo, aún quedaba lejos del poder arrasador que suscitaron canciones como 'Love Me Do' o 'She Loves You'. Pero ya vemos un atrevimiento, una letra distinta que no estaba precisamente ligada al gancho del amor. Y aunque a Harrison no le gustara en exceso, por algún lado tenía que empezar, un comienzo es un comienzo. El siguiente intento ya fue una declaración de intenciones. Ya era una aproximación a lo que hacían sus colegas Lennon y McCartney.

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A partir de aquí, Harrison va encontrando su hueco en los Beatles y siguen apareciendo muestras de lo que hará más adelante, de su perfil como músico. Los arreglos de guitarra que añadía en sus composiciones mostraban, aunque de forma discreta, su atracción hacia sonidos orientales. También incorporaba una tímida imitación de un sitar. Una brillante y armoniosa melodía acompaña a una letra sincera en 'If I Needed Someone': “si necesitara alguien para amar, vos serías la única en la que estaría pensando”. En el arpegio inicial se percibe una influencia del estilo propio de las canciones de la banda norteamericana The Byrds y del folk rock norteamericano. Estamos ya en el año 1966, año de la publicación del disco 'Revolver'. En este álbum es donde Harrison deja atrás su complejo de inferioridad, forzado, por los otros dos. Y una forma considerable de comprobarlo es que, por primera vez, una canción compuesta y cantada por él abría un disco trascendental en la evolución de los Beatles.

No solo tiene importancia abrir este disco, sino que encima incluye guitarras aún más distorsionadas que las anteriores en la canción 'Taxman'. Una canción mucho más rítmica de lo habitual en su composición, a pesar de que su melodía es inconfundible. Su guitarra y su voz, sin apenas presencia de sus compañeros. O mejor dicho: George Harrison comenzaba a tener un papel importante en la banda. Podríamos decir que 'Taxman' es su primer clásico, porque aunque es una canción simple, sigue siendo poderosa. Toca hablar ahora del disco de discos de los de Liverpool. Aunque es complicado definirlo, ya que todos mantienen un gran nivel, estamos ante el mejor disco de los Beatles, o al menos el más revolucionario y aclamado por la crítica: el Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band. Aquí, Harrison solo incluye una canción, pero qué canción. Fuera complejos, al cien por cien. Toca dar rienda suelta y total a su nueva compañera de viaje, la música oriental, el sonido de la India con la canción 'Within You Without You'.

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A partir de aquí, el salto es abismal, de proporciones cósmicas. Al igual que la banda mutaba hacia múltiples estilos, gracias en parte al talento infinito que destilaban Lennon y McCartney, Harrison presentaba su candidatura. Llegamos a la época del principio del fin de los Beatles, en 1968, con la publicación del Álbum Blanco. Las tensiones entre los cuatro comienzan a ser insostenibles. Era un majestuoso cajón desastre donde los cuatro sacaron lo que les dio la gana. A pesar de que había 30 canciones, curiosamente el disco tiene cierta coherencia, con canciones francamente buenas. Y aquí es donde el guitarrista tímido, el beatle silencioso, pone todas sus armas a funcionar para firmar temas que marcarían época.

Harrison descubrió el poder de la balada, además de desarrollar un gusto exquisito por la melodía. Esto le permitió crear canciones como esta, 'While My Guitar Gently Weeps', que cuenta con la colaboración, nada más ni nada menos, de Eric Clapton. En este disco, Harrison da un nuevo paso adelante, hasta ponerse en igualdad de condiciones con Lennon y McCartney. La secuencia de sus acordes en esta canción es inmejorable. Hablamos de una melodía perfecta, con una estructura redonda… todo eso junto desprende una emoción increíble. No hay nada más que decir. Es un auténtico clásico de la música contemporánea. Pero lo mejor de lo mejor todavía está por llegar.

Podemos hablar de tres canciones clave en las que Harrison culmina su obra con los Beatles. Parece que se esperó al final del todo para sacar lo mejor tenía, aunque es absurdo pensar que no quisiera sacarlo antes. Es más como una evolución que lo consagró justo en toda esa coyuntura, que era durante el final de los Beatles. 'Old Brown Shoe' fue una cara B en la que vemos a un Harrison en un estilo muy cercano al rock n’ roll. Un tema bien potente y eléctrico que se distingue de su lado más sensible y melódico. Y esto es solo el aperitivo, ya que Harrison, dentro de ese talento por enamorar con la melodía, buscaba un sitio, un huequecito, en el que llegara el sol.

Qué inspirado estuvo el bendito Harrison a la hora de componer la perfecta canción acústica, 'Here Comes The Sun'. No hay nada que te chirríe, todo está en su lugar y cada segundo de la canción está perfectamente colocado. Una vez más, este tímido músico demuestra, lejos del egocentrismo de los otros dos, que su mejor momento con los Beatles está a la altura de los mejores momentos de ellos. Eso sí, por justicia hay que decir que era menos prolífico en cuanto a producción de clásicos. Pero era difícil llegar a este punto tan espectacular de emoción.

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Esta es la obra maestra que hará que Harrison sea recordado por siempre y para siempre. Una canción de amor sincera, preciosa, de nuevo con una melodía que nos pone la piel de gallina. Canción, a todo esto, que le dedicó a su novia Patty Boyd. Pero para que te hagas una idea de cómo monopolizaban Lennon y McCartney el asunto, el mismísimo Frank Sinatra llegó a decir, cuando escuchó 'Something', que era “la mejor canción de amor de los últimos cincuenta años”. Y añadió: "Qué gran canción de Lennon y McCartney". Obviamente, sin saber que era de Harrison. Aun así, 'Something' era una bonita forma de despedir a la banda de su vida, por muy quemado que hubiera terminado. 

Cambio de década, cambio de sonido, cambio de todo. Se acabaron los Beatles y el rezagado Harrison saca un disco triple, el 'All Things Must Pass'. Sí, sí, él solito, en solitario. O dicho de otra manera: todo lo que no pudo sacar con los Beatles. Un disco que contaba con este buque insignia, la canción por la que se le recuerda principalmente a George Harrison, la genial 'My Sweet Lord'. Canción que marca un antes y un después. Aquí escuchamos a un Harrison muy influenciado por la espiritualidad, debido a todos sus viajes a la India y todo el movimiento Hare Krishna. También, por todo el sonido oriental que fue añadiéndole a sus canciones. Un estilo de vida que adoptó hasta el resto de sus días, con continuos mensajes a favor de la paz, del amor y de la libertad.

Durante esta época, Harrison organizó junto a Ravi Shankar, el 1 de agosto de 1971, dos conciertos en el Madison Square Garden de Nueva York. El fin era recaudar fondos para los refugiados de Pakistán del Este, hoy en día Bangladesh. El evento supuso el primer concierto benéfico de la historia musical. Participaron, entre otros, Bob Dylan, Eric Clapton, Ringo Starr o Billy Preston. Un hito en la historia. Hay que decir, muy a grandes rasgos, que todo lo que sacó Harrison después de formar parte de los Beatles no superan a sus dos contribuciones en el 'Abbey Road'. Pero vamos, eso no quiere decir, ni mucho menos, que no sacara material decente. De eso, es mejor en algunos tramos que lo que pudo sacar Lennon o McCartney. Esto ya entra en el terreno subjetivo, pero desde luego la prensa no tenía la misma vara de medir con él, aunque no se cebaran o le criticaran en exceso. Es el sino del que no hace ruido. Nunca dejó atrás su perfil y su faceta de persona tímida y silenciosa. A él poco le importaba que le dieran menor o mayor relevancia. Él seguía su curso, paso a paso, como sus temas espirituales y con sus discursos, en forma de canción, a favor de la paz y del amor. Amor para todos, claro.

Photo of George HARRISON

UNSPECIFIED - JANUARY 01: (AUSTRALIA OUT) Photo of George HARRISON; playing acoustic guitar, c.1970/1971 (Photo by GAB Archive/Redferns)

A muchos grupos y cantantes ya curtidos en décadas anteriores, les costó horrores adaptarse a los años 80. Eran nuevo ritmos, nuevas tecnologías, nuevos tiempos y la gente quería otra música. Pero a Harrison, por ejemplo, no le afectó en exceso. Es más, lo llevó con bastante dignidad. Aunque la crítica se centrara una y otra vez en lo que hacía McCartney y lo que hizo Lennon antes de morir asesinado, Harrison gozó siempre de relativo éxito comercial. De hecho, firmó temas que a más de uno le hizo salir a bailar y darlo todo, como la canción 'Got My Mind Set On You'. Durante su andadura en esto de la música en solitario, Harrison colaboraba esporádicamente con otros artistas. Hasta que llegó un momento, en 1988, en el que se juntó con Bob Dylan, Roy Orbison, Tom Petty y Jeff Lynne. O mejor dicho: los Travelling Wilburys.

Una corta pero intensa aventura musical que nos dejó temas tan entrañables como este 'Handle With Care'. Este supergrupo sufrió un pequeño revés al poco de sacar su primer disco, ya que Roy Orbison falleció a los dos meses de ser lanzado al mercado. Pero ahí están sus canciones. Imagínate si te juntas con artistas de ese calibre, como para sacar algo defectuoso. Durante los años 90, Harrison empezó a tener problemas de salud y sufrió hasta un intento de asesinato en 1999. Otro fanático a lo Chapman con John Lennon. No era todo paz y amor en el mundo en el que vivía, desgraciadamente. Aunque llevaba mucho tiempo sin sacar material, estaba continuamente pululando por el estudio. Y hasta pocos meses antes de su muerte, siguió cantando y tocando, con mucha paz.

'Horse to the Water' es la última canción que grabó Harrison en vida, y que publicó como colaboración en un disco de Jools Holland. La canción la coescribió con su hijo Dhani. La grabó el 2 de octubre de 2001, apenas ocho semanas antes de su fallecimiento a causa de un cáncer. La luz se apagó y se fue, a diferencia de otros, sin hacer demasiado ruido, como nos ha tenido siempre acostumbrados.

Qué importante es a veces destacar lo que hay detrás del telón. Sobre todo si hablamos de los Beatles. Vale, estamos todos de acuerdo en que el binomio de Lennon/McCartney era casi perfecto, y nadie pone en duda su contribución al sonido de los Beatles y de la música contemporánea. Pero es una pena que George Harrison no pudiera hacer más cosas con ellos. Tampoco quiero decir que hubiera sido mejor, pero la historia habría sido distinta, sin duda alguna. De lo que nadie duda tampoco es que Harrison fue un artista de los pies a la cabeza. En la sombra de Lennon y McCartney, desarrolló un gusto exquisito por la melodía, como hemos podido comprobar. No era un guitarrista excepcional, no era especialmente virtuoso. Pero es que tocar rápido o tocar muchas notas en una canción no te convierte automáticamente en un buen guitarrista. Es tan solo una de las partes que se le pide a un músico. La virtud está en el equilibrio de los diferentes elementos que nos brinda la música. Tenía un enorme talento como arreglista, y empezó a adquirir más y más relevancia conforme los Beatles creaban música más atrevida y compleja. Harrison introdujo el rock norteamericano en los Beatles, y fue uno de los artífices de su cambio radical y espectacular a mediados de los 60. Su carrera en solitario tampoco fue de grandes sorpresas, pero gozó de buena salud musicalmente hablando...

Por eso es importante ver más allá de lo que hay en la fachada, de la primera plana, porque no solo de McCartney y Lennon vive el hombre. Y la contribución que hizo Harrison a la música también es digna de destacar. Es la historia de un chico tímido y paliducho que se quiso unir a la banda más grande de todos los tiempos...

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