Misionero en Mozambique: "Para mí estar aquí no es una opción"
Eduardo Roca es misionero en una zona radicalizada por el yihadismo en Mozambique y dice que "no piensa" en sí mismo
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La zona de Cabo Delgado en Mozambique se encuentra en jaque por los ataques de diversos grupos yihadistas. Esto produce miedo y grandes movimientos de población dentro del país. En este lugar con un ambiente de guerra se encuentra el misionero de la Diócesis de Zaragoza, Eduardo Roca, que realiza su labor en la ciudad de Pemba.
En El Espejo, el misionero describe cómo está la situación en este lugar: "Es complejo y es difícil describirlo. Además de que estamos en un contexto africano que ya de por sí es peculiar, ahora estamos atravesando situaciones muy complicadas provocada por la crisis de refugiados que sufrimos. Es una situación compleja por el conflicto interétnico pero además se une al problema interreligioso. El conflicto de etnias que son cristianas y otras musulmanas y especialmente una, la del norte de Mozambique que se ha radicalizado mucho en estos últimos años. Lo étnico y religioso está muy mezclado y se junta lo político".
Los conflictos se unen ahora a la radicalización de los extremistas musulmanes que están provocacno pánico entre la población. Roca afirma que "una de las primeras consecuencias es un sentimiento de inseguridad y desconfianza. Yo llevo en esta zona musulmana desde hace 8 años y me ha costado mucho ganarme una presencia en mi misión. Hay mucha desconfianza. Bastantes familias sabemos que tienen algún joven entre los terroristas y esto genera una tensión social, las familias tienen que vivir ocultando. El ambiente está muy radicalizado, es un clima de guerra, hay mucha policía... y ya de por sí la policía en África no es un seguro. Hay mucho miedo".
Ante la pregunta de si en esta situación tan complicada siente miedo, responde que "no pienso mucho en mí. Los misioneros no nos preoucpamos mucho por nosotros mismos porque los problemas de las personas son muy fuertes. Es verdad que vivimos una situación complicada, con amenazas...pero el hecho de estar aquí para mí no es una opción. Es algo mucho más profundo. Esto tiene que ver con la fidelidad a mi vocación y es la manera en la que se realiza el proyecto para mi vida. Nuestra presencia hace la diferencia entre la vida y la muerte".