'Crónicas perplejas': "Está bien que el primer sorbo del día sea amargo, como anticipo de lo que viene"
Habla Antonio Agredano de los hábitos que tenemos por las mañanas tras levantarnos
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En esta sección de 'Herrera en COPE', Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus 'Crónicas perplejas'.
El café es el olor de mis mañanas. Invade la cocina. Escucho su burbujeo. Voy repasando mentalmente las obligaciones, las citas, las llamadas pendientes. Apoyado en la encimera, con los ojos aún entrecerrados, cada día es una bendición. Y está bien que el primer sorbo sea un sorbo amargo. Como un anticipo de lo que viene. Como una vacuna contra los sinsabores cotidianos.
Siempre fui un pájaro nocturno, pero los años me están volviendo una de esas aves madrugadoras y silenciosas. Mi café. Mis largos paseos. Cierto equilibrio. La noche es más desordenada. En la noche siempre se esconde lo inesperado. Pero las mañanas son más previsibles, más calmadas y hasta diría que más útiles. Aunque a veces sea más divertida la inutilidad, prefiero encarar el futuro en esta cocina, a esas horas, con el café hirviendo, con la cabeza despejada y el pulso suave.
No uso cápsulas ni inventos. Solo aquella cafetera metálica que me recuerda también a la infancia. Tomo el café solo. Muy caliente. Llenando casi la taza. Pongo la radio. Las mañanas, sobre todo estas invernales, tienen cierta agradable melancolía.
Me asomo a la ventana y veo ya a la gente emprender sus propios caminos. Los niños a los colegios, los adultos a sus obligaciones. Las prisas, los pitidos en los semáforos, el ruido desagradable de las motos viejas.
Las mañanas me recuerdan lo fascinante que es la vida. Lo afortunados que somos. Pese a la mochila que cargamos, pese a que tras lo bueno siempre viene algo malo, aquí estamos. Con un café caliente y reconfortante. Encarando el día. Celebrando tímidamente, celebrando con intimidad, que estamos vivos. Que aquí seguimos. Y que cada mañana es un regalo.
las 'crónicas perplejas' de la semana de antonio agredano
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