'Crónicas perplejas': “'Gordi', 'Cielo', 'Reina mía', 'Cari'... son palabras que curan las pequeñas heridas del día a día"

Habla Antonio Agredano de motes

Antonio Agredano
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Antonio Agredano

Habla Antonio Agredano en sus 'Crónicas perplejas' en 'Herrera en COPE' de motes

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En esta sección de 'Herrera en COPE', Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus 'Crónicas perplejas'. 

Hay días malos y hay días peores. El mundo va muy rápido. No nos da la vida. En cada semáforo hay alguien que pita nada más ponerse en verde. En el supermercado hay señoras que cuando abren una caja nueva tienen el juego de cintura que tenía Ronaldinho y se ponen las primeras. Nuestros hijos olvidan las sudaderas en el colegio. Siempre nos traen el paquete de lo que compramos por internet cuando no estamos en casa. Los plátanos se ponen negros demasiado rápido.

Pero luego llegamos al piso, soltamos la mochila, el bolso, colgamos el chaquetón del perchero, y nuestro amor se acerca a nosotros, nos abraza, y nos dice: “Qué bien que ya estés en casa, Gordi”. Y en ese Gordi, en ese Cielo, o en ese Reina mía, o en ese Cari… hay como una mercromina cotidiana. Una palabra que cura las pequeñas heridas del día a día. Una palabra que nos alivia el peso. Y que resta importancia a las preocupaciones.

Porque, cuando todo se oscurece, cuando el mundo cae sobre nuestros hombros, cuando crujen las rodillas, cuando salen goteras en el salón o se rompe la lavadora o el niño vuelve a traer malas notas, en ese momento, en ese momento de zozobra, de duda, de suspiros y miradas al techo, sólo nos queda el amor.

Así que hoy, cuando su pareja llegue a casa, cuando se encuentren en la cafetería, cuando coincidan en la puerta del conservatorio, no se corten. No se hagan de rogar. Abracen a sus hombres o a sus mujeres. Abrácenlas. Y acérquense a su oído. Y susurren: Gordi, Rey de mis mañanas, Lucero, Peluchito de mis noches, Princesa, Amore del mio Cuore, Osito, Bolita, Cosita Guapa…

Y añadan un sonoro, un estruendoso, un rotundo: “Te quiero”. Porque el amor es como el andamiaje de un edificio en permanente riesgo de derrumbe. Porque el amor es nuestro más elevado compromiso con la vida.

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