En 'Herrera en COPE'
Santi González: “Con Zaplana es la primera ocasión que el PP no ha invocado la presunción de inocencia antes de suspenderlo"
La detención de Eduardo Zaplana y otros casos de corrupción de los que estamos pendientes estos días
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Las conversaciones de este miércoles tienen un nombre en común: Eduardo Zaplana. Un caso que tampoco se le escapa a Santi González en ‘Herrera en COPE’: “no hay, hasta donde le alcanza a uno la memoria, un caso como el de Eduardo Zaplana. Su detención ayer por la Guardia Civil es para el PP una actualización de 'La visita de la vieja dama'. Han pasado diez años desde que tuvo su último cargo público, pero las fechorías de antaño, diez millones en mordidas por adjudicaciones, se pasan al cobro hogaño. No es el primer dirigente político acusado de corrupción. Ahí están Rodrigo Rato y Jaume Matas, la familia Pujol, Chaves y Griñán. Sin salir de Valencia, tiene garantizado un relevo transversal”.
En esta ocasión hay que fijarse muy bien lo que ha hecho su partido, el PP, nada más conocer la detención como refleja el tertuliano “la novedad reside en que es la primera ocasión en que el partido al que pertenece no ha invocado la presunción de inocencia antes de suspenderlo de militancia con carácter cautelar. Telefónica ha tardado diez minutos más en echarlo”.
“Eduardo Zaplana tiene un currículo más que notable: alcalde de Benidorm, presidente de la Generalidad valenciana entre 1995 y 2002, ministro y diputado y portavoz en el Congreso hasta 2008. Políticamente estaba amortizado para entonces, como ponía de manifiesto Teresa Fernández de la Vega cada vez que confrontaban en los plenos. Tuvo que llegar Soraya Sáenz de Santamaría para que se acabara el tiempo dorado de la vice de Zapatero”.
Por último recuerda Santi que faltan pocos días para conocer la sentencia sobre Gürtel, “hay un aire de resignación en el PP, de fin de fiesta, en vísperas de la sentencia sobre Gürtel que conoceremos pasado mañana. Quien nos lo iba a decir en los tiempos del esplendor valenciano, cuando en las tertulias de radio y televisión y en las columnas de la prensa había una marea de opinión que lo impulsaba como el relevo de Aznar. Ninguna otra televisión pública (ni privada) pagaba tanto por los bolos a sus tertulianos, aunque no sé si estos eran casualmente los mismos que trataban de auparlo a la Moncloa”.