Luis del Val: "Entre todos los valientes secesionistas han podido con la enfermera, y se marcha"

El adjetivo delante del sustantivo recalca la relevancia de lo adjetivado. Decimos torres altas, y es distinto que “altas torres”. Por eso, en Cataluña, en su televisión, se decía a menudo lo de “puta España”, y eso era libertad de expresión. Pero llegó una enfermera, junto a otras mil, para ayudar al cojitranco sistema sanitario público y, pasado un año, le dijeron que tenía que aprender catalán para cuidar a los enfermos, y aprobar el nivel C1. Y Begoña, la enfermera, publicó una chanza en internet, donde confesaba que tenía que aprobar el puto C1. En internet, no en una televisión pública. Y el C1, es un folleto, un requisito, no Cataluña.

Bueno, pues si lo de “puta España” había sido libertad de expresión, lo del puto C1, era un atentado gravísimo a las leyes catalanas. Y los esbirros secesionistas, achuchados por los secesionistas que cobran nómina, machacaron por las redes a la enfermera, que tuvo que pedir la baja. Y uno de los que cobran nómina, nada más y nada menos que el consejero de Sanidad, recriminó ante los periodistas el grave pecado de la enfermera, que es algo así, como si la ministra de Sanidad, convocara una rueda de prensa para criticar la posible falta de una enfermera de un hospital de La Coruña, de Sevilla o de Madrid.

No sólo eso, cuenta Ángeles Escrivá, en El Mundo, que un valiente instructor, la sometió a un interrogatorio de casi una hora, haciendo las preguntas en catalán. Él sólo, frente a la enfermera, sin mossos de Esquadra. ¡Qué arrojo! Bueno, pues entre todos los valientes secesionistas han podido con la enfermera, y se marcha. Parecía difícil, pero lo han conseguido. Estos intrépidos secesionistas están evolucionando. Hace poco, uno de sus amados líderes huyó a Bélgica, escondido en el maletero de un coche, pero ahora, entre todos, con ese arrojo que caracteriza al bravo secesionista, han podido con la peligrosa enfermera. Ya verás, cualquier día, insultan a la Virgen de la Macarena. Son tan intrépidos como imparables.