Anabel y Alicia, de Bilbao, piden ayuda a sus vecinos para decorar su barrio por Navidad y alucinan por la reacción que tienen: "Las caras"
Es la 'historia del día' que nos trae María José Navarro y con la que, poco a poco, vamos recibiendo la Navidad
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Las luces de Navidad de Nueva York. Seguro que Vds han oído hablar de cómo se pone de bonito el Rockefeller Center. Los mercadillos de Londres. Oiga, Vigo, que lleva unos años que ha hecho de la iluminación de estas fechas un atractivo turístico sin discusión. Pero, ojo, quieto cuidao, que han llegado Anabel y Alicia.
Anabel Ríos y Alicia Rodríguez son vecinas de Txurdinaga, barrio de la anteiglesia de Begoña, de la Villa de Bilbao. Entre las dos, dale que te pego, han puesto de punta en blanco las calles por donde pasean diariamente sus vecinos.
Lo han hecho todo con sus manos, muy laboriosamente, dedicándole mucho tiempo y mucho mimo, probando y descartando hasta dejarlo todo muy animado en Navidad para quienes necesitan de ese ánimo.
Anabel y Alicia han dado forma y sentido a la palabra vecino. Contribuyen a las cargas y repartimientos, y vaya que lo hacen.
Echarse la alegría de un barrio, de su barrio, el de Txurdinaga en Bilbao, al hombro. Eso han hecho.
Que no digo yo que me lo mejoren. Digo que me lo empaten…
LA ILUMINACIÓN NAVIDEÑA DE LA CIUDAD DE VIGO
Mencionaba María José Navarro las luces de Vigo. Y es que el alcalde de la ciudad, Abel Caballero, coloca unas luces que son mundialmente conocidas.
Las luces de Navidad se han convertido, en los últimos años, en la atracción turística por excelencia y los alcaldes lo saben. En algunas de las principales ciudades de España los presupuestos millonarios son casi tan gruesos como los kilómetros de cadenas de led que inundan las calles.
La ciudad gallega ha contado este año con un presupuesto de 2,37 millones de euros, de los más altos de España. A Vigo solo le supera Madrid, que en esta campaña ha presupuestado sus adornos luminosos en 4,3 millones. Además, una estrella de casi 20 metros de altura que corona un árbol también colosal de 65 metros, ha vuelto a prender la mecha turística.
Tras el encendido de las luces en el centro el pasado domingo 24 de noviembre, no hay barrio y calle de Vigo, hasta llegar a las 450, que no haya estado iluminada esta Navidad. Una bola gigante, un Dinoseto, pista de patinaje sobre hielo, noria gigante, muñecos de nieve... No ha faltado ningún elemento.
Este año el epicentro de las fiestas de la Navidad pegó un estirón, con un árbol que llega hasta los 45 metros gracias al crecimiento de la estrella que lo corona, que pasó de 2 metros a 19, de los cuales la mitad irían incrustados en el cono.
Tampoco faltó el carrusel de Porta do Sol, que se ha convertido en un clásico de la Navidad, incluso antes de que las fiestas se convirtieran en uno de los destinos preferidos. El poblado en la plaza da Pedra también es un habitual, en esta ocasión acompañado de los soldaditos de plomo que en otros tiempos decoraron la fachada del Marco.