La hora de los fósforos: ¿Ha viajado a Japón? ¿Qué le pasó allí?
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Japón vive este último día de abril el final de una era y de un largo tiempo de paz, la del reinado del emperador Akihito que a sus 85 años ha abdicado en favor de su hijo Naruhito, un hecho insólito en el país del sol naciente ya que no se producía desde hace 200 años.
Akihito en sus últimas palabras al pueblo japonés ha asegurado que se siente "afortunado" de haber desarrollado sus funciones "con un profundo sentido de confianza y de respeto hacia el pueblo" nipón al que ha mostrado todo su agradecimiento "por apoyarle y aceptarle en su papel como símbolo del Estado".
Por este motivo los fósforos han contado este martes sus experiencias en Japón o relacionadas con Japón como la historia de José Miguel que su miedo a volar le impide viajar a conocer el país de su nuera ya que su hijo está casado con una japonesa que conoció durante el tiempo que vivió en el Reino Unido.
O Carlos que por su puesto en el área internacional de un banco ha visitado el país del sol naciente en muchas ocasiones. Sin embargo, recuerda especialmente la primera vez porque "fue muy azarosa. Ocurrió en 1975 cuando trabajaba en el área internacional de un banco español y había que intercambiarse información. Total, por razones que no vienen al caso me llaman de forma urgente que tengo que hacer un viaje a Tokio. El viaje fue una odisea vía Roma por Alaska. Di con un sobrecargo que quiso amenizarme el viaje a base de champán y llegué a Tokio ciego. Consigo llegar al hotel y lo primero que encuentro es una chica que me hace reverencias, me da el té de bienvenida que no se puede rechazar y la mezcla fue...".
Pero, sin duda, la experiencia que vivieron Rodrigo y sus 14 amigos hace cuatro años cuando fueron a esquiar a Japón es insuperable. De hecho, cuando lo cuentan nadie lo cree. Al intentar recuperar el dinero del pase al final de la jornada de esquí, la máquina se atascó, empezaron a zarandearla para conseguir que les devolviera el dinero. De repente, la máquina del tamaño de una expendedora que encontramos en los aparcamientos se apaga, se abre una puerta y sale una japonesa mayor enfadada que comenzó a perseguirles.