Gay de Liébana explica los motivos del 'milagro chino': "Van al grano: que chute la economía"

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Es un tópico decir que toda crisis genera oportunidades y un mensaje estimulante oír que de una crisis se sale reforzado. Pero, vaya, en cualquier caso, sí que tales palabras pueden reconfortar. Por ejemplo, de esta crisis China, cuna del virus, está saliendo fortalecida.

Este año su PIB crecerá al 1,9% - casi como España en 2019, que lo hizo al 2% - y para 2021 se prevé que lo haga al 8,2%. China, en su particular pulso económico con Estados Unidos, puede tomar ventaja. El país presidido por Trump tendrá una caída de su PIB del 4,3% en 2020 y en 2021 recuperará parcialmente el desmoronamiento creciendo al 3,1%.

De modo que se apunta hacia un nuevo orden en el concierto económico mundial. China, por sus propios méritos y también en parte porque los países avanzados, entre ellos nosotros, vieron allí la gallina de los huevos de oro al manufacturar con costes laborales y generales mucho más bajos; China, decía, se convirtió en la gran fábrica del mundo, de la que todos dependemos y eso se confirma con las actuales previsiones de crecimiento de su PIB.

Pero China no se limitó a simplemente fabricar, sino que aprovechó para transformarse en un país con imponente desarrollo tecnológico que rivaliza con EE.UU. Sin embargo, China, que está innovando su modelo productivo, no está sola en ese brío económico. Sus países satélites, ASEAN-5 (Vietnam, Indonesia, Malasia, Filipinas, Tailandia) y otros asiáticos, como Corea del Sur, pinchan suavemente y sin sofocos en 2020, pero para 2021 apuntan a fibrosa recuperación.

A veces, es bueno mirar hacia Asia e intentar aprender de esa cultura del trabajo que está forjando robustas economías. Quizá sea que por allá no hay tanta tontería como por acá y van directamente al grano: que chute la economía.

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