El curioso lugar en el que vivió Elena en Murcia y que le lleva a hacer historia: la primera murciana en hacerlo

Expósito cuenta en La Linterna cómo la vida de Elena desde la infancia la marcó hasta conseguir ser la primera en conseguir un hito en la región

Fotografía de Murcia
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Paco Delgado

Madrid - Publicado el

4 min lectura

Elena Arévalo, desde que era una niña, ha vivido en un lugar de Murcia que resultaría extraño para la gran mayoría de millones de españoles. Una forma de vivida que la ha asumido como propia desde que tenía dos años hasta 2006, momento en el que falleció su padre. No obstante, para entonces ya había marcado su vida y le llevó de la mano a hacer historia en la región y convertirse en la primera mujer en lograr la hazaña que consiguió hace sólo unos años.

Una bonita historia que ha contado este miércoles La Linterna tanto el director del programa, Ángel Expósito, como la propia Elena, la protagonista.

Mapa de Murcia

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Mapa de Murcia

Su vida en Murcia

Y es que a la joven y a su familia los conocían como “los del faro” y les envidiaban por vivir en ese emblemático lugar. El padre de Elena, Fernando, era el encargado de los faros de Cabo Tiñoso y Mazarrón en Murcia y le trasladaron al faro de Águilas cuando su hija solo tenía dos añitos, como ella misma recuerda en los micrófonos de COPE.

Es un faro muy cómodo, es una casita cerca de la costa, al lado del pueblo. Las vistas al mar son curiosas y sobre todo que sales a la terraza y ves la torre blanca y negra e ir buscando en la sombras para ir comiendo dependiendo de donde venga el Sol”, explica la mujer a Expósito.

Elena y sus hermanos iban al colegio del pueblo, como el resto de sus compañeros, y al acabar las clases, no había mejor plan que pasar el rato con todos sus amigos en el faro, hasta que se convirtió en su punto de reunión: “A mis amigos les encantaba, venían todas las tardes, mis amigos, los de mi hermano, los de mi padre... Teníamos una mesa de ping pong, una explanada para nuestras comidas, era un sitio maravilloso y a la gente le encantaba

Faro de Águilas

Faro de Águilas

La casa en la que vivían era cómoda y acogedora, pero lo mejor era la torre gris del faro con la luz en la parte superior. “Tú entras por una puerta muy estrecha, tiene una barra en medio y, alrededor, un montón de escalones que subían, unos 100. Además, tenía dos terrazas y, arriba del todo, la cúpula”, rememora la mujer sobre Las Águilas.

Elena hace historia en Murcia

En 2006 su padre falleció y en 2010 el resto de la familia tuvo que hacer las maletas y buscar un nuevo hogar. Elena no tiene recuerdos negativos de su vida en el faro, pero cuenta a Expósito le duele recordar el momento en el que se mudaron: “Fue lo peor, recuerdo que la mudanza no fue nada agradable, de estar en un sitio tan bonito a tener una casa normal y corriente, aunque no nos podemos quejar”

Barco de vela

Barco de vela

Ahora ve el mar desde la ventana de su casa, aunque no tan cerca como lo veía cuando era pequeña y se asomaba desde el faro. Aun así, el mar siempre ha significado mucho para ella. “Es un poco de libertad, de luchar contra la naturaleza. No sólo el faro, que me ha llenado de sangre marina, sino la navegación es lo que me llevó a seguir trabajando en el mar”.

Desde hace años trabaja como coordinadora de la escuela de vela del club náutico de Águilas y su pasión por la navegación le viene desde pequeña e, incluso, se ha puesto al límite compitiendo en diferentes regatas. “En 2016 hice el cruce del Atlántico en un barco de 13 metros, muy pequeñito. Pillamos razas de 40 o 45 nudos y olas de 4 o 5 metros, tienes que estar con mil ojos y 100 por 100 a lo que pueda pasar”, cuenta en La Linterna.

La experiencia fue dura. De hecho el 15% de los barcos se retiraron de la regata, pero a ella le gustó tanto que hace dos años quiso adentrarse en otra aventura y cruzó el pacífico. “Soy una persona un poco cañera y, si pasan cosas, solucionarlas. Poder llegar a donde quieres y que no pase nada grave es lo más gratificante que hay”. Elena asegura que se siente afortunada por destacar en un deporte donde mayoritariamente son hombres, y manda un mensaje a las más pequeñas que duden en empezar practicarlo. “Que se aventuren a navegar, que no es nada peligroso, hay que estar ahí y es una experiencia muy bonita. Tanto hombres como mujeres, que a las mujeres al final nos cuesta un poquito más”.

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