Diego Garrocho: "Incluso la República Romana, que no era una democracia, dividía el poder en dos"

El profesor de Filosofía reflexiona sobre la división de poderes después de que imputaran al fiscal general, Álvaro García Ortiz

Diego Garrocho
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Redacción digital

Madrid - Publicado el

2 min lectura

¿Por qué es tan importante la separación de poderes? La pregunta es de lo más pertinente, porque hablamos mucho de la separación de poderes, pero no siempre tenemos claros cuáles son sus fundamentos. 

La división del poder y su separación es una garantía democrática esencial, hasta el punto de que la propia democracia, en su sentido más clásico, se hizo posible a partir de la partición de las magistratorias públicas. Incluso en la República Romana, que desde luego no era una democracia, empezó a dividirse el poder hasta el punto de que el máximo rango, en términos políticos, estaba siempre dividido en dos. No había un cónsul, había dos cónsules. El propósito no era otro de que pudieran vigilarse y que existiera una suerte de observación recíproca que impidiera siempre los abusos.

En 1748, casi medio siglo antes de la Revolución Francesa, Montesquieu escribió Del Espíritu de las Leyes, el libro que quizá mejor condense esta doctrina capital en las democracias liberales. El pensador francés dejó escrito que para que no se pueda abusar del poder es preciso que por la disposición de las cosas el poder frene al poder. Algo muy próximo a lo que James Madison y Alexander Hamilton escribieron en 'El Federalista', uno de los textos fundacionales de la democracia estadounidense.

Ayer hablábamos del progreso y es curioso cómo en tiempos de la Ilustración se podían escribir cosas como la que sigue. Atento. “Cuando el poder legislativo está unido al poder ejecutivo en la misma persona o en el mismo cuerpo, no hay libertad porque se puede temer que el monarca o el senado promulguen leyes tiránicas para hacerlas cumplir tiránicamente”.

O aún mejor, decía Montesquieu, “tampoco hay libertad si el poder judicial no está separado del legislativo y del ejecutivo”. Esto quedó dicho en pleno siglo XVIII. Imposible no compararlo con aquella otra sentencia de 2019, esta vez promulgada por Pedro Sánchez, en la que retaba a un entrevistador preguntándole ¿de quién depende la Fiscalía?

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