Expósito: "No te extrañes que este politiqueo sea todo una farsa"

Todo indica, a estas alturas del disparate nacional, que la investidura de Pedro Sánchez se planteará el 17 de julio. Con apoyos previos confirmados, o no, hasta mediados de julio seguiremos con los dimes y diretes, con los pulsos y los órdagos. El próximo martes, Sánchez se reúne con la presidenta del Congreso y, se presume, que el martes saldremos de dudas. Al menos en cuanto al día. Otra cosa es el proceso y no te digo el día después cómo se gobierna esta nuestra España, o lo que queda de ella. Puntos para el análisis en este carajal.

   1.- Sánchez y la repetición de la censura. O del Gobierno ‘Frankenstein’. Quienes saben de esto mantienen que desde que se celebraron las elecciones generales y tras analizar los resultados, Sánchez y su entorno saben que la investidura sería una repetición de la moción de censura. En este caso, un año después de la defenestración de  Mariano Rajoy, el PSOE contará con Podemos y con un señor de Cantabria, con Compromís, con el PNV y las abstenciones de Esquerra Republicana y Bildu. Sí, Bildu/Batasuna. Te recuerdo que dentro de un rato, Arnaldo Otegui es protagonista de una entrevista en el prime time del 24h de TVE. ¿Casualidad? Seguro.

    2.- El bloque del centroderecha, a tortas. El PP salvó los muebles por los pelos, pero los salvó. El problema radica en que hay que repartirse los restos que deja Sánchez. Estos son las comunidades autónomas donde dé la suma y los ayuntamientos. Y no se trata del alcalde en sí, eso está más o menos claro, sino de los cargos. Porque el poder político en España son los ministerios, las presidencias y las concejalías. Y ahí está el quid de la cuestión. Que Vox quiere pisar moqueta y no solo cuando vaya de visita.

    3.- Ciudadanos y la adolescencia. Son problemas de crecimiento. Eran de prever las presiones para que los de Rivera se abstuvieran en la investidura de Sánchez, pero yo pensé que las iban a aguantar mejor. Es lo que tiene pensar que iban a lograr el sorpasso del PP para quedarse, la verdad, bastante lejos. Ahora hay que asimilar el disgusto.

    4.- Vox. De la nada a unos resultados excelentes. Lo que pasa es que las encuestas les daban súper excelentes y no han sido para tanto. En este sentido, creo que se están pasando de sobreactuación. Porque saben que si hubiera nuevas elecciones iban a perder votos ante la tozuda realidad de la ley electoral española que, al parecer, ya nos hemos aprendido los españoles. 

    5.- Podemos. ¡Ay! cuánto daño ha hecho la compra del casoplón de Galapagar por parte de la pareja Pablo Iglesias e Irene Montero. Se pondrán estupendos con la necesidad del Gobierno de coalición, se vendrán arriba con su importancia estratégica, se presentarán como cochinillos degollados y buenos chicos, cuando son unos bolivarianos reconvertidos en no se sabe qué. Lo cierto y verdad es que la auténtica hipoteca del casoplón de Galapagar es la caída de votos, la desaparición del discurso y el descubrimiento de las vergüenzas.

     6.- Esquerra Republicana. ¡Qué interesante! Tú junta estas casualidades. Zapatero que habló con Junqueras antes del juicio en el Supremo; Junqueras y Sánchez con su “tenemos que hablar, tu tranquilo”; el ruido en torno a los indultos; la vuelta a prisiones catalanas de los políticos presos; la nueva actitud de Esquerra en el Parlament catalán más moderada que la de Puigdemont y Torra. Y la guinda. Rufián optimista ante los contactos entre el PSOE y Esquerra. Blanco y en botella: abstención en la investidura de Sánchez, y dejate que no voten que sí.

     7.- el PNV y Navarra. El portavoz del PNV, Aitor Esteban, se puede poner todo lo bravucón que quiera. Porque la verdad es que los socialistas navarros pactaron con el PNV la incorporación de Bildu a la Mesa del Parlamento foral. Queda por saber, eso sí, hasta donde llegan en la negociación del futuro de Navarra. Lo evidente es que están negociando la investidura de Sánchez en el tablero de ajedrez navarro. Dicho esto, me da a mí que ni el PNV se fía de Sánchez, ni Sánchez se fía de un PNV que traicionó a Rajoy con nocturnidad y alevosía a las pocas horas de aprobarle los presupuestos del Estado. Hace solo un año.  

     8.- Sea como fuere, ¿cómo se gobierna esto? Imaginemos que en efecto, Sánchez sale investido presidente del Gobierno durante este mes de julio. O en septiembre. A partir de ese momento, ¿cómo se gobierna esto? ¿Con quién se aprueban los presupuestos? ¿Cómo se cambia el código penal, o la prisión permanente revisable? ¿Te imaginas un pacto por la educación planteado de la mano de Monedero o de los de Errejón? ¿Te imaginas la política exterior de la mano de Esquerra y hasta de Bildu? Gobernar va a ser imposible.

     9.- El impass económico y los presupuestos de Rajoy. No hay nada peor que la interinidad, la imprevisión y la inestabilidad para la situación económica. El Gobierno sabe que sea cual fuere el futuro inmediato, esto tira gracias a la herencia recibida. Hasta tal punto que los presupuestos de Rajoy se prorrogaron para 2018 y se va a prorrogar para este 2019. Y menos mal. Porque lo contrario hubieran sido unos presupuestos gestados con la ministra Montero --que no montoro-- junto a Echenique.  ¿Quién da más?

    Y 10.-  En concluyendo, ¿nuevas elecciones? Pues es posible. Porque el doctor Maquiavelo sabe que quedaría como el superhéroe que lo intentó pero que no le dejaron. Se cargaría de un plumazo a Podemos y mantendría al centro derecha dividido en tres, con los barones en sus puestos autonómicos e, insisto, con las cuentas de Rajoy como colchón. Así que no te extrañe que todos estos fuegos de artificio sean en verdad una farsa. Un teatro del absurdo para enmascarar el verdadero objetivo, que es celebrar unas nuevas elecciones con Sánchez erigido como el Capitán América. El martes comenzaremos a salir de dudas, pero ¿qué te apuestas a que hay muchas posibilidades de que acabemos en nuevas elecciones?