Expósito: "No nos engañemos, Yolanda Díaz no quiere cargarse a Iglesias, quiere sustituir a Sánchez"
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Por el poder, todo por el poder. Y si no se pudiera conquistar los cielos, entonces, por la oposición, todo por la oposición. Así hay que entender el esperpento del consejo de ministros y sus socios desde que se fundó y, ahora que se acercan las elecciones, más.
Sánchez, Yolanda, Pablo Iglesias, Esquerra, Batasuna el PNV y hasta Teruel Existe están jugando ya en el siguiente tablero. En el día después.
Porque si les da la suma de perdedores harán lo imposible por seguir gobernando bajo la patraña progresista, reformista y feminista. Y porque si no suman se querrán posicionar para la oposición, es decir, para tomar las calles, para liderar el Parlamento y, así, esperar a la siguiente mientras Feijóo se come el marrón.
1.- Lo de la Izquierda y la Derecha es muy relativo. Hablar de izquierda progresista y la lucha de clases desde el Falcon, vestida de marcas o con la calle del chaletazo cortada por la Guardia Civil, como que no cuela.
Y seguimos ahorcados por esas etiquetas. Como si los socios independentistas huidos a Waterloo o a Suiza fuesen revolucionarios de verdad. Bueno pues yo me niego a comprarles el discurso. Eso de la izquierda y la derecha que procede de la revolución francesa ya no sirve.
2.- No se me olvida aquella visita a Ferrol, aquel programa hace un año y pico frente a la base Naval. Y cómo un socialista local de toda la vida me dijo: "Allí os la quedéis. Os vais a enterar de quien es Yolanda Díaz".
Yo le respondí que eso a quien había que decírselo era a Pedro Sánchez, a lo que me respondió: "No, si ya se lo hemos dicho, pero es lo que hay". Pues tenía razón. Hablamos de Yolanda Díaz como si fuera Ángela Merkel o Benazir Bhutto y no ha empatado, todavía, con nadie.
3.- En su maquiavelismo Sánchez las debe estar gozando. Debe estar pensando algo así como "que se devoren entre ellos". ¿Te imaginas el ambientazo en el Consejo de Ministros, las miradas, las puñaladas, te imaginas cómo silban las balas?
4.- Por cierto, ¿qué piensa Yolanda Díaz de la ley del Sí es Sí o de la guerra de Ucrania? ¿Con quién va Súper Yol, con Putin o con la OTAN? ¿Apoya Yolanda Díaz un referéndum en Cataluña? A todas esas preguntas me temo lo peor.
5.- Sobre Pablo Iglesias, ese tertuliano. Nunca hemos hablado tanto de un simple tertuliano (porque de eso cobra, además supongo, de lo que le quede como ex vicepresidente del Gobierno.
Manda en Podemos como Stalin en el Kremlin pero que se sepa, su oficio es pontificar en la SER, iluminarnos desde RAC 1 y dar la chapa gracias a Roures en no sé qué televisión del chichinabo por Internet. Y ahí está el tío, que parece Olof Palme.
6.- El resto de Frankestein o del experimento Sanchezstein también tienen tela. ¡Joder qué tropa! Ada Colau, Iñigo Errejón, Otegui, Junqueras, Garzón... Menuda fiesta de triunfadores.
7.- Yolanda Díaz no quiere cargarse a Pablo Iglesias (que también), Yolanda Díaz quiere sustituir a Pedro Sánchez. No nos engañemos. Y lo saben todos los protagonistas de la jugada. Su ambición solo es comparable a Su Sanchidad y a su ex macho alfa.
8.- El capítulo de los insultos cruzados es maravilloso: machistas, ensalada de hostias, miserable, cobarde, cascarrabias, gruñón, te voy a joder la vida, y aquello de "los hombres de izquierdas son un peñazo". ¡Qué nivel!. Y este es el Gobierno de España.
9.- A vueltas con Pablo Iglesias, ¿ya nadie se acuerda del ridículo del líder Supremo (¡Oh! amado líder) en las elecciones en la Comunidad de Madrid? Pablo Iglesias se fue con el rabo entre las piernas al quedar por detrás de (por orden) Isabel Díaz Ayuso, Mónica García, Ángel Gabilondo y Rocío Monasterio (VOX). El quinto fue aquí el genio y tardó 10 minutos en esconderse en el chalet. Ni pisó la Asamblea regional. ¡Menudo es él!
Y 10.- Mi posdata: Pactarán. Sin duda, si les da la suma, pactarán. Y se olvidarán de los indultos y los desprecios. Y volverán a abrazarse mientras se clavan el puñal en el omóplato.
Como les dé la suma, Sánchez es capaz de sentar en la Moncloa a Txapote, a Puigdemont y, otra vez, a Pablo Iglesias. Y los barones que queden, y súper Yoli, a tragar.