Expósito: "Somos el único antiguo imperio que escupe a su historia cuando el resto tiene todo que esconder"

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12 de octubre, Fiesta del Pilar, día de la Hispanidad. Uno de esos días para sentirse especialmente orgulloso de ser lo que somos, lo que España ha significado en la Historia del mundo y (y esto depende de nosotros) lo que seremos.

No es por buscar comparaciones, ni por el qué dirán o por qué hubiera sido si... Pero ¿Te imaginas la que estarían liando, tal día como hoy, en Francia, en Reino Unido o en Italia si pudieran exhibir algo parecido a nuestra Hispanidad en el mundo?

Seamos sinceros, somos los únicos antiguos imperios que escupen sobre su propia historia cuando el resto tiene tanto o todo que esconder. Ni Bélgica, ni Holanda, ni los ingleses, ni Francia, ni Portugal podrían presumir de abolir la esclavitud, del idioma o del mestizaje.

Por supuesto que es una estupidez intentar juzgar la historia de cinco siglos atrás con los parámetros del siglo XXI, pero de ahí a hundirnos en nuestra propia miseria comprando leyendas negras redactadas, directamente, por el enemigo, como que no. Es suicida.

No se trata de sacar a pasear un orgullo patriotero y barato. No. Bastaría con releer (o siquiera leer) la historia de España y valorar cada capítulo, cada gesta y cada nombre propio. Y comparar. Y darnos cuenta de que no hay comparación posible con ninguna otra nación del mundo.

Problema: Que asistimos a un proceso suicida de des institucionaluzación y desprecio de lo propio desde lo más alto. Sólo así se puede entender que hayamos caído en el inmenso error de cogobernar España con independentistas, con bolivarianismo y con los herederos del terror. ¡Ojalá estemos a tiempo de dar la vuelta a la Historia! Pero no sé yo.

Siento volver a la matraca de los socios, pero es clave. El error es histórico y la Historia (manque le pese a Su Sanchidad) es mucho más importante que Su Persona.

Otro ángulo interesante a plantear en este día de la Hispanidad es América u más allá. Desde la perspectiva del éxito de aquella primera globalización cinco siglos atrás hasta hoy. Desde la expansión del idioma de Cervantes hasta la Historia común. Desde aquel descubrimiento o la Vuelta al Mundo hasta la actual inmigración latinoamericana. Somos tan iguales, somos tan hermanos que cometeríamos otro error suicida si nos dejamos atrapar por la verborrea vacía y absurda de los populismos bolivarianos tipo Maduro, López Obrador u Ortega en Nicaragua. Lo que jamás se les ocurrió a los Castro lo están superando esta panda de populistas barriobajeros y pro Putin.

Y perdón por la insistencia, pero son la misma escuela de quienes cogobiernan en España.

Por no hablar de los símbolos. Y su desprecio. Y su respeto. Esta mañana he tenido la suerte y el honor de saludar a los Reyes en el Palacio Real. Y he comentado con la Reina el episodio de Marujita que se hizo viral y me he reencontrado con toda la profesión y (casi termino como empecé) hemos sentido mucho orgullo de pertenencia.

Y me ha encantado charlar con Manuel Borja Villel, con Diego del Alcázar, con María Benjumea, con Manuel Bretón, con María Casado, con todo ABC y Vocento. Allí andábamos Herrera y yo haciendo COPE. Y con Rubén Amón, Nacho Cardero, Javier García Vila, Alberto Aguirre de Cárcer, mi hermano el capitán Manolo, Isabel y Ester. Y a Enric Juliana, y a María José (Luzón).

¿Y sabes qué? He sentido también cierta vergüenza mientras unos y otros comentaban la enésima falta de educación del presidente del Gobierno. Para evitar que le pitasen en el paseo de la Castellana, el tío ha hecho esperar a los Reyes dentro de su coche para llegar a la vez. Y ni por esas.

Sánchez se ha quedado dentro de su súper Audi y se ha escondido junto al Rey para que no le pitaran. Por supuesto sin que se anunciara su presencia. Incluso se ha pegado al Rey a la hora de saludar a la ministra de Defensa y a Isabel Díaz Ayuso. Sánchez ha ejercido como la segunda infanta sin el menor sentido del ridículo. Con esa sonrisa prepotente y falsa.

PD: Por cierto, alguien debería decirle a Sánchez, aunque le importe una higa, que en posición de firmes cuando suena el himno nacional hay que juntar los pies. Con tanto personal de protocolo que le rodea para alejarle de los silbidos, digo yo que alguno podría decirle que no se puede estar con las piernas entreabiertas cuando suena el himno.

¿Cómo decirte? Queda como chuleta. Y cutre. Queda como que no sabe estar.

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