Desaparece haciendo el Camino Lebaniego y un guardia civil desvela el pintoresco lugar donde le encontraron

Este domingo la puerta del Perdón del Monasterio de Santo Toribio de Liébana se cerraba hasta el próximo 2028, terminando el Año Santo Jubilar Lebaniego. Más de 300.000 visitantes y 16.000 peregrinos han llegado hasta el santuario, próximo a Potes, para adorar y venerar el Lignum Crucis, la reliquia más grande que se conserva de la cruz de Cristo. Precisamente en aquel lugar mágico y de recogimiento encendió La Linterna Ángel Expósito hace unos días.

Un acontecimiento, no sólo religioso, sino cultural, social y turístico que ha transcurrido con normalidad gracias al trabajo de los religiosos, el Gobierno de Cantabria y los agentes de los distintos cuerpos de seguridad. Concretamente el Capitán jefe de la compañía de la Guardia Civil de San Vicente de la Barquera, Diego Junquera, y los guardias civiles Óscar Ruz y Roberto Calderón, que han formado parte del servicio de atención al peregrino.

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El equipo que ha velado día y noche por la seguridad y el bienestar de todos los peregrinos que recorrían el Camino Lebaniego, como cuentan tanto el capitán como los agentes en los micrófonos de COPE.

El dispositivo de la Guardia Civil para los peregrinos

Liébana ha sido un destino algo peculiar para los tres miembros del Cuerpo. Óscar Ruz recuerda cómo eran las primeras conversaciones con los peregrinos: “Convertimos el servicio en una oficina a la que se acerca el peregrino y se le da toda la información que necesita hasta Santo Toribio de Liébana. Desde dónde hay un cajero automático, dónde hay una fuente, un bar, una farmacia...”

El dispositivo, durante el Año Santo Jubilar, se planteó de una forma diferente a otros operativos, porque lo primero que les pedían era un teléfono de contacto para tenerles localizados. El seguimiento de los peregrinos, durante las distintas etapas del Camino, ha sido constante. “El que lo desee le cogemos los datos y un teléfono de contacto y le hacemos un seguimiento, les llamamos a diario”. Óscar y Roberto, agenda en mano, se acercaban todas las tardes al primer albergue del recorrido y así se producía el primer contacto con los peregrinos que iniciaban su travesía.

El capitán jefe, Diego Junquera, que ha coordinado desde el terreno, cuenta que han tenido caso de gente que se olvidaba cosas por el camino y, cómo ya sabían en qué etapa iban a estar, les acercaban sus bastones para caminar, medicamentos o un chubasquero que hubieran perdido. Y es que no es habitual que una patrulla de la Guardia Civil se desplace a un albergue y se presente como una oficina móvil de atención al peregrino: “Hubo el caso de una señora que se torció el tobillo y lo que había más cerca la patrulla del camino lebaniego para ir a auxiliarla o acercarla al médico”.

Dónde encontraron a un desaparecido en el camino lebaniego

Tienen anécdotas de todo tipo, porque en los Picos de Europa la cobertura es más bien escasa. Óscar, uno de los agentes de la benemérita, explica en La Linterna el caso de alguien con el que habían perdido el contacto y dónde estaba: “Contactó su pareja cuando el camino lo había finalizado y no contactaba con él. Verificábamos que le teníamos en el listado y contactamos con gente con la que había hecho las etapas ese día y descubrimos que había manifestado que, antes de regresar a casa quería pararse en una localidad que hay dada la vuelta y que tiene unas termas y, claro, ahí no hay cobertura”.

Y es que el Monasterio franciscano de Santo Toribo de Liébana se erige en el municipio de Camaleño, próximo a Potes, en plenos Picos de Europa. Explican así los agentes que la orografía de la zona ha exigido la presencia de otras Unidades de la Guardia Civil. El destino en Liébana les ha resultado muy gratificante, la experiencia ha sido muy buena y ya están pensando en el siguiente Año Jubilar Lebaniego en 2028.