Esto le dice la Policía a Javier, de Málaga, cuando llama por el ruido de los pisos turísticos de alrededor

Se acercan las vacaciones para muchos españoles, llega el momento de desconectar, viajar, reencontrarse con familia y amigos... Sin embargo, la llegada de las vacaciones no es una buena noticia para todo el mundo. De un tiempo a esta parte, los pisos turísticos han puesto encima de la mesa un debate que trasciende al modelo turístico que necesita España.

Muchas comunidades de España han declarado la guerra a los alquileres vacacionales, pero el problema de la vivienda en España no se soluciona tan fácilmente. La lucha contra estos pisos turísticos ha llevado al Gobierno a estudiar una nueva regulación de los alquileres temporales en el que se tendrá que acreditar que no es para una vivienda habitual.

Vivienda quiere acotar también la proliferación de estas viviendas vacacionales dejándolo en manos de los vecinos, lo que quiere decir que el Gobierno va a modificar la Ley de Propiedad Horizontal para prohibir la existencia de pisos turísticos en las comunidades de propietarios que lo decidan.

¿Tienen los pisos turísticos la culpa del precio de la vivienda?

Uno de los principales problemas es que en cada ciudad en España se aborda este fenómeno de manera diferente. Y por tanto, la regulación puede ser completamente diferente en Málaga, en Barcelona o en Madrid... En el caso de la ciudad condal, Enrique Alcántara, presidente de la Asociación de Apartamentos Turísticos de Barcelona (Apartur), defiende que no se puede culpar a los pisos de alquiler vacaciones del aumento del precio de los pisos y las casas.

“En el caso de Barcelona queda demostrado, hace 9 años que no se dan nuevas licencias de vivienda turística, son las mismas”, asegura Alcántara a Expósito en los micrófonos de La Linterna. “Y, en cambio, el precio de la vivienda se ha disparado, y los pisos turísticos son incluso menos, porque se han cerrado 5.000 ilegales”, recuerda. Algo que, para el experto, deja probado que “cualquier motivo ha podido ser el causante de esta subida de precios, menos la existencia de pisos turísticos”.

Qué le dice la Policía a Javier cuando llama por los pisos turísticos

¿Cómo se vive cuando estás rodeado de pisos turísticos? Javier vive en el centro histórico de Málaga. Desde hace 15 años vive en uno de los ocho pisos que tiene su edificio. Al principio conocía a sus vecinos, se saludaban... Pero, poco a poco, esos vecinos han ido desapareciendo y Javier comenzó a cruzarse con turistas, sobre todo extranjeros. Ahora mismo, de los ocho pisos que hay en el bloque, la mitad son de alquiler turístico, como cuenta en La Linterna.

“A todo el mundo no le parece tan mal hasta que lo vive, y en los últimos ha habido una correlación con cómo el edificio se ha ido deteriorando, con todo roto o sucio, el portal se rompe una vez al mes”, explica a Expósito.

Javier también se queja de que los inquilinos utilizan los pisos turísticos 'a volumen'. Es decir, si la vivienda tiene 2 habitaciones y un sofá cama, y se meten ocho personas como buenamente pueden. “Yo entiendo que cada uno quiere hacer lo que quiere hacer, pero los tengo al lado. Un martes yo trabajo al día siguiente y la gente que viene de vacaciones quiere hacer lo que les da la gana”, se queja en COPE.

Cuando Expósito habla con Javier y le pregunta qué hace cuando el ruido le sobrepasa, comenta que llama a la Policía Local y son los propios agentes los que le admiten que es muy difícil poner una solución. “Cuando ya llegan, la mayor parte del tiempo el ruido se ha ido, porque la gente hace ruido antes de irse, de botellón, o cuando llegan. Son 4 pisos turísticos, si ocurre cada cierto tiempo y es una hora, pues un martes de 2 a 3 de la mañana agradable no es”.

Los residentes de la comunidad en la que vive Javier, han hablado del tema en más de una junta de vecinos pero tienen las manos atadas ya que, las prohibiciones que pueden hacer no son retroactivas. “Yo estoy votando para prohibirme a mí mismo poner una vivienda turística. Este movimiento nos está expulsando del centro, y ya hemos llegado un punto en el que no merece la pena”, concluye.