Una joven de Vigo cambia al bachillerato nocturno y no da crédito con su nueva compañera: "Una más"

Sara, una chica de 20 años que estudia bachillerato en el IES Santa Irene, contó en COPE quién es su inusual nueva compañera de clase

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Una joven de Vigo se cambia al bachillerato nocturno y no da crédito a quién es su nueva compañera: "Una más"

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Sara, una joven de 20 años, estudia bachillerato en el IES Santa Irene de Vigo. Inicialmente, decidió cursar el bachillerato por la mañana, tal y como hizo en los primeros años. No obstante, con el paso del tiempo decidió cambiar a clases nocturnas y no daba crédito a quién será a partir de ahora su nueva compañera de clase.

Sara viven en Gondomar, y para ir a clase tienen que recorrerse 25 kilómetros por la noche cada día, aunque si fuese más, le daría igual, como explicó hace unas semanas la joven en los micrófonos de La Tarde de COPE, y que recogió Ángel Expósito en La Linterna: “Segundo de bachillerato es un curso muy complicado por muchas razones. Es el último año antes de la universidad. Desde principios de curso ya empiezan a preparar los exámenes de selectividad”, explicó la periodista Pilar García Muñiz.

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Muchos jóvenes alcanzan la mayoría de edad, tienen que decidir qué carrera estudiar, hacer cálculos para que te dé la nota... Mucha competitividad y presión que no es fácil de soportar. Una presión que Sara no aguantaba cuando hacía el bachillerato diurno: “Iba a dejar de estudiar porque bachillerato, en general, era muy difícil, yo decía que no lo iba a hacer y que me iba a meter en un ciclo. Pero acabé cuarto con muy buenas sensaciones tras el Covid, mis profesores me ayudaban mucho. “El diurno fue un bofetón en la cara y en el nocturno es más relajado, los profesores son majos, te ayudan un montón y te dicen que si no puedes con todo lo hiciese por partes, y eso ayuda mucho”, argumentó.

La nueva compañera de clase de Sara

Sara estaba muy agobiada y se dio cuenta de que necesitaba un cambio y, aunque fuese poco a poco, Sara quería terminar el bachillerato. Y, cuando Sara llegó al nocturno, su madre iba a la misma clase que ella: “Cuando yo llegué ella ya tenía amigos y los conocía a todos, por lo que fue mi cable de presentación, fue diferente”. La edad no ha sido un impedimento para Isabel, que se ha integrado de maravilla. El curso pasado sus compañeros depositaron su confianza en ella para ser delegada y es incluso aliada de los profesores cuando es necesario, como explicó en COPE.

“Me lo consultan y me piden opinión para todo, incluso cuando se monta alboroto mando mi silencio, 'por favor chicos, estamos en clase'. Fui recibida con los brazos abiertos, estoy encantada. Nos ayudamos a estudiar, incluso juntos en la biblioteca”, aseguró Isabel a Ángel Expósito.

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Aunque, de vez en cuando, alguna broma le cae: “Me recibieron como un adolescente más, incluso me piden permiso para abrir la ventana cuando hace frío”. Ahora ambas están terminando segundo de bachiller. De momento no van a hacer ningún tipo de pruebas relacionada con la universidad. Sobre todo Sara tiene claro que de momento no, aunque su madre sueña con la vida universitaria.

“Si todo en la vida me sigue yendo de esta manera tan fluida me gustaría estudiarlo todo, las dos en un pisito de estudiantes haciendo la carrera en la Universidad de Santiago”, bromearon ambas. Ambas han encontrado en este instituto un ambiente más relajado, más ameno. Con compañeros que están allí porque quieren y que además trabajan. Por lo que todos suelen tener mismas situaciones de vida. Además de no tener la presión, intensidad y competitividad que hay en el bachillerato diurno.

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