No solo los marineros: cómo es trabajar arriesgando tu vida

No solo los marineros: cómo es trabajar arriesgando tu vida
Madrid - Publicado el - Actualizado
2 min lectura
El buque congelador Villa de Pitanxo, con base en el puerto de Marín -Pontevedra- que se hundió la madrugada del martes en aguas canadienses, en Terranova ya es el naufragio de un pesquero gallego con mayor número de víctimas desde 1978. Sobre el lugar del accidente, la isla de Terranova, todos los marineros coinciden en una cosa: es uno de los caladeros más duros del mundo. Sus aguas son gélidas, hay muy pocas horas de luz y es una zona más que peligrosa. Hay 40.000 icebergs ocultos que han hundido a cientos de embarcaciones, entre ellas, el famoso Titanic.
Este accidente nos viene a recordar el riesgo al que se enfrentan todos los marinero. Y no son los únicos. ''Trabajar así tiene riesgos. Aunque son pocas horas tenemos un riesgo alto. Miedo hay que tenerlo'', explica a COPE Santiago, percebeiro gallego. Él faena en Muxía. Hay otro trabajo centenario que también está muy vinculado a los accidentes. La minería. En nuestro país han ocurrido grandes tragedias, por ejemplo la de las minas de Nicolasa en el 95 que se cobró 14 vidas. Aún así, el último gran accidente en España fue en octubre de 2013. Cinco mineros murieron en el pozo Emilio del Valle, en León, y 9 trabajadores resultaron heridos.
Esto evidencia el gran peligro que entraña esta profesión. Lo explicaba Jesús, minero asturiano: ''Tienes inconvenientes de gases, desprendimientos... Una vez que estás en la profesión pues te acostumbras y siempre estás vigilante. Cuando te toca una tragedia de cerca, por ejemplo un compañero que pierde la vida, son cosas que quedan ahí y tienes que seguir adelante''.
O, la profesión más peligrosa en los últimos meses: ser bombero en la isla de La Palma. En las desastres naturales, su trabajo es esencial. Lo sabe bien Jorge Roldan. Es Bombero de la Comunidad de Madrid y voluntario en ERICAM, el gabinete de Emergencia y Respuesta Inmediata de la Comunidad de Madrid. En alguna ocasión ha colaborado con la UME, incluso estuvo en Haití en agosto de este pasado verano tras el terremoto que arrasó la región. Jorge admite que pasa miedo aunque considera que tiene su parte buena: ''En todas las intervenciones aunque eso es bueno. Para mí el miedo es algo positivo porque puedo hacer mejor mi trabajo'', concluye.
La realidad acaba siendo inevitable y, desgraciadamente, el riesgo siempre existirá en este tipo de profesiones.