Fernando de Haro: "Pese al ruido, PP y el PSOE han votado lo mismo en un 42% de las iniciativas legislativas"

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Pues sí, hace calor, mucho calor. Es un hecho contundente, obstinado. En esta época en la que no hay hechos solo interpretaciones, el calor se impone como un hecho incuestionable. En algunos sitios hasta 15 grados por encima de lo "normal". Ya sabemos lo que hay que hacer. Beber agua, no hacer deporte.

¿Cuántas veces has pensado que hace calor desde que te has levantado hasta ahora? Los pensamientos recurrentes pueden llegar a ser peligrosos, las obsesiones son peligrosas, sobre todo cuando son producto de nuestra cabeza. Si pensamos mucho en el calor es porque hace mucho calor, no es una obsesión preocupante. Lo que viene de fuera, lo que viene de la realidad, no es preocupante, suele ser de hecho lo más sano que tenemos.

El mitin de Zapatero

Es un cursi, su versión del fin de ETA es una gran mentira, su justificación de los acuerdos con Bildu, una infamia; su apoyo al régimen de Maduro, una grave falta de espíritu democrático. Por cierto, que la Venezuela de Maduro se ha negado a condenar la invasión de Ucrania por parte de Rusia en la cumbre UE-CELAC, estaríamos toda la tarde describiendo los muchísimos desmanes del expresidente Zapatero. Pero lo que ha sucedido en su último mitin refleja hasta qué punto se puede encontrar algo interesante en el sitio menos insospechado.

Zapatero, para defender la importancia de cuidar el planeta, ha subrayado el carácter excepcional que tiene el planeta Tierra. Y como acabamos de escuchar, ha hablado del infinito. ¿Y por qué no? Interesante cuestión: ¿el universo es infinito? Si fuera infinito no estaría hecho de tiempo y espacio, otra cosa es que sea inabarcable.

Pues también es verdad, somos la única especie que dice yo. No hay que ponerse tan cursi como Zapatero para reconocer que la inmensa mayoría de los votantes estamos de acuerdo en que hay que cuidar el planeta.

A estas alturas de campaña hay quien todavía se sorprende de que Feijóo esté subrayando los puntos en común que comparten los votantes socialistas y los votantes del PP. No es un desdoro que las políticas de socialistas y de populares puedan coincidir en muchos aspectos. Si Sánchez no hubiera estado determinado por sus socios de Gobierno y por sus socios parlamentarios independentistas, las políticas de los dos partidos se hubieran parecido. De hecho, a pesar del ruido que ha dominado durante toda la legislatura, el PP y el PSOE han votado lo mismo en un 42 por ciento de las iniciativas legislativas.

Es positivo que PP y PSOE coincidan en el impulso de la Agenda 2030, en la lucha y en la mitigación de los efectos del cambio climático, en muchos aspectos de la política económica, en políticas sociales como el Ingreso Mínimo Vital, en política internacional con una denuncia clara de la invasión de Rusia, en el apoyo a Ucrania y el impulso de una Unión Europea cada vez más federal, en el respeto y la valoración del sistema autonómico, en la lucha por la igualdad de los sexos, en el objetivo de erradicar la violencia que sufren las mujeres. La coincidencia en todos esos aspectos es expresión de una España que no sigue la dialéctica de contrarios.

Lo deseable es que tras las elecciones del domingo la influencia de los extremos más ideológicos en la política española sea menor.

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