Compra un chal del siglo XIX, hace una prueba de ADN tras encontrar manchas y le lleva a resolver un famoso suceso

Un crimen que ha tenido a la policía en vilo desde entonces, como explicaba una psicóloga forense en 'La Tarde', y que podría resolverse ahora mismo

Callejones de Whitechapel, el distrito en el que Jack el Destripador cometió sus crímenes
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Ana Rumí

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Hay algo fascinante, y esperamos que se nos entienda, en todos esos asesinatos y crímenes que han quedado resolver. Esos casos que podrían formar parte de una novela de Agatha Christie y que nos dejan sacar nuestro investigador interior.

Sucesos que son famosos en las novelas y en el cine y con los que podemos estar obsesionados durante semanas pensando que, algún hilo del mismo, puede ayudarnos a resolverlo.

Sin embargo, la vida real es muy diferente a lo que leemos en esos libros y vemos en esas películas, y no podemos olvidar que los crímenes son verdaderos, personas que han resultado asesinadas sin que su autor haya sido identificado.

Pueden pasar meses, años y siglos sin que se sepa quién ha estado detrás de ciertos asesinatos. Y a veces, una sola prueba es necesaria para, tanto tiempo después, dar con la verdadera identidad. Aunque, eso sí, ya sea tarde para imputarlo.

Sin embargo, estamos cada vez más próximos a encontrar la identidad de uno de los asesinos que más expectación ha causado a lo largo de los años. Y todo, gracias a un investigador que, sin saberlo, compró la prueba definitiva.

Un chal en una subasta que ayuda a resolver cinco crímenes

Una subasta de antigüedades puede ser una de las cosas más divertidas que uno pueda hacer, porque encuentra auténticas reliquias que son dignas de atesorar. Además, tienen ese encanto de pujar por un precio que acabas poniendo tú mismo. 

Y con esa premisa fue el investigador Russell Edwards a una de estas subastas. Cuando lo vio, decidió que tenía que comprarlo, fuera cual fuera el valor. Era un chal del siglo XIX, de una belleza incalculable. Tenía que ser suyo y así es como se hizo con él.

Esto fue en el año 2007 y, tras identificar unas manchas de sangre y semen, supo que algo detrás del chal le llamaba a gritos. Como era investigador, decidió hacer un análisis de ADN y eso le llevó a un famoso asesino que jamás fue descubierto.

El crimen hablaba de una víctima, probablemente prostituta, que había sido asesinada en 1888. Tras las pruebas de ADN dio con el posible sospechoso. Nada más y nada menos que el famoso Jack el Destripador.

De este “célebre” asesino en serie se conoce más bien poco, solo que atemorizó a miles de personas del este de Londres. Entre el 31 de agosto y el 9 de noviembre de 1888, mató a cinco víctimas, todas prostitutas, del barrio de Whitechapel, con un sello de brutalidad tremendo: una punzada en el estómago que se convertiría en su firma, llegando a mutilarlas.

Calles de Londres donde asesinó Jack el Destripador

Alamy Stock Photo

Calles de Londres donde asesinó Jack el Destripador

Nunca, a pesar de tener a Scotland Yard pisándole los talones, se descubrió quién estaba detrás de este sanguinario asesino en serie. Eso, hasta ahora, porque parece que tras las manchas de ADN, el famoso asesino sería el barbero polaco Aaron Kosminski.

“Con la ayuda de varios genetistas, intentaron dar con algunos descendientes de este barbero polaco, que era uno de los principales sospechosos por la policía de la época. A partir de ese análisis, hay un 100% de coincidencia de que estamos ante la identidad” contaba en 'La Tarde' Eva Millán, corresponsal en Londres.

Con esta coincidencia, los descendientes de las víctimas buscan una compensación, ya que es imposible que el autor rinda cuentas ante la justicia.

“Hay expertos que dicen que no son pruebas excesivamente reforzadas para reabrir el caso. Siempre se habla de ese sesgo para confirmar la teoría, es una leyenda en Londres” explicaba.

El perfil psicológico del autor que explicaría sus asesinatos

Fueron cinco las víctimas de Jack el Destripador las que aparecieron en el barrio de Whitechapel, e incluso algunas fueron matadas el mismo día. Se conocen como las “víctimas canónicas” y, a día de hoy, no se sabe qué llevó a Jack el Destripador a actuar.

Ana Isabel Gutiérrez es psicóloga forense, y explicaba en 'La Tarde' que, aunque hayan pasado 137 años de sus crímenes, se pueden extraer ciertos rasgos psicológicos que lleven a resolver los crímenes.

“La firma es lo que hace distintivo cada crimen, el destripar en cada caso con un elemento punzante en el estomago es su firma. En esa necesidad es donde dices, ¿por qué ese odio, por qué esa zona? ¿Tiene que ver con una posible impotencia sexual? Puede estar relacionado a su vez con posibles abusos infantiles” comenzaba explicando.

Imagen de las víctima de Jack el Destripador

Alamy Stock Photo

Imagen de las víctima de Jack el Destripador

Dice que no llegan a soluciones habiendo pasado tanto tiempo, porque es muy difícil contrastar hipótesis. “La primera víctima mortal solo secciona la garganta, no hay una mutilación abdominal, y esa noche ataca a otra donde sí completa el ritual. Nos encontramos con que en las víctimas canónicas, consigue saciar esa necesidad, en tiempos de un mes, ¿qué provoca que esos días salga a matar y los otros no?” se preguntaba.

“En estos casos muchos se llevan objetos para recrear el crimen, los típicos trofeos, hasta que baja el interés y excitación y tiene que volver a salir a matar” contaba.

Dice que, al ser prostitutas las víctimas, causó poca alarma en la sociedad.

“Todo crimen despierta cierta fascinación. Se hubiera atrapado al autor de una manera más fácil desde el principio. Respecto a esta prueba, le vincula con la propietaria del chal, pero no con el crimen. Habría que tener muchos más datos” sentenciaba.

Herrera en COPE

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