La mitad de los mayores que viven en residencias se sienten solos: los voluntarios restan esta soledad

'La Tarde' visita una residencia de mayores en Madrid para comprobar de primera mano cómo afrontan los mayores la soledad, especialmente en los casos en los que no tienen hijos

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La mitad de los mayores que viven en residencias se sienten solos: los voluntarios restan esta soledad

Redacción La Tarde Belén Collado

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Aunque desde fuera pueda parecer que una residencia es el mejor lugar para que los mayores tengan compañía, a veces puede que no sea la mejor opción. La mitad de los mayores que viven en residencias se sienten solos. No son raros los casos en los que los familiares apenas visitan a sus mayores. Por esta razón 'La Tarde' se ha desplazado hasta la residencia Santísima Trinidad, en Madrid, para comprobar de primera mano cómo viven los mayores y poner el foco en la soledad que pueden sufrir algunos.

Fernando de Haro ha empezado su visita en la bilbioteca de esta residencia. Los residentes acaban de terminar la merienda y charlan con algunos voluntarios que vienen asiduamente a visitarlos. Pasan el rato también haciendo juegos, como el de encontrar sinónimos y antónimos de palabras, que les ayudan a ejercitar la mente.

Algunos residentes suelen recibir bastantes visitas, pero otros están solos. Según estudios realizados en la Comunidad de Madrid, la mitad de los mayores que viven en residencias de esta región solo tienen cinco visitas o menos al año.

"Hay muchos que no tienen a su familia cerca, o no tienen hijos, entonces las visitas son más esporádicas", comenta María Hernando, directora de la residencia Santísima Trinidad. A la hora de combatir la soledad, la directora explica que hacen muchas actividades y organizan todo tipo de eventos, talleres y terapias, "de manera que ellos se sienten acogidos, entretenidos y tienen un apoyo de todos los compañeros que hacen mucha piña".

Hernando destaca la red de apoyo y respaldo que se ha establecido, sobre todo, entre aquellos residentes que llevan bastante tiempo, con lo que si no tienen visitas a diario, que suele ser lo más normal, se tienen los unos a los otros. "Sobre todo las visitas son en fin de semana. Tenemos un horario bastante amplio de visitas, se dan facilidades para que los familiares que residan fuera tengan un margen de horario para poder venir". A pesar de ello, la directora admite que tienen varios casos de residentes sin hijos, que tienen algún sobrino que les visita, pero de manera bastante esporádica.

"Yo he vivido siempre sola, me quedé viuda, sin hijos, siempre en soledad pero encantadísima", dice una de las residentes, Amelia. Cuenta que sus familiares la llevaron a la residencia al no poder hacerse cargo de ella, y lo lleva "unas veces mejor y otras peor". "Ellos tienen sus trabajos, yo me hago cargo de que no vengan, pero si los necesito, los tengo", afirma Amelia.

El voluntariado, pieza clave para evitar la soledad de los mayores

Jimena es una de las voluntarias que acude a esta residencia Santísima Trinidad a visitar de vez en cuando a los mayores. "Me parece una labor muy importante poder ayudar a los demás, y esta gente que a lo mejor no tiene mucha compañía les viene muy bien que les ayudemos", dice la joven. Jimena cuenta que suele hablar con los mayores de cómo vivieron su infancia y hacen juegos para pasar el rato, algo con lo que aporta su pequeño granito de arena para evitar la soledad de estos mayores.

"Sobre todo en épocas como ahora que se sienten más dependientes, gente que no ha tenido hijos o que ha vivido más solo en su edad adulta, ahora lo nota mucho más", apunta Celia, tearapeuta ocupacional de la residencia. Las personas que antes hacían todo de manera mucho más independiente y autónoma, sufren en su edad más avanzada más soledad, según la terapeuta.

En cuanto a la percepción que tenemos de que quizás la sociedad vive un poco a espaldas de los mayores, la directora María Hernando considera que "la población en general se ha vuelto mas egoísta y mira un poco más por sus propias actividades y su ocio". Algo un tanto triste, pues no somos conscientes de que tarde o temprano todo seremos mayores. El lado bueno es que por suerte existen voluntarios, como Jimena y otros muchos, que hacen más fácil el día a día de los mayores. "La tarea del voluntariado es muy enriquecedora en el sentido de que es una actividad intergeneracional, donde comparten lo que ellos han vivido en su época y los voluntarios les cuentan la actualidad, todo lo que hoy en día está en auge", explica la directora.

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