Escribía con su dedo en la tierra
Escucha la Firma de José Luis Restán del lunes 7 de abril

Escucha la Firma de José Luis Restán del lunes 7 de abril
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En el umbral de la Semana Santa la liturgia nos propone una de las escenas clave del Evangelio. La tensión entre Jesús y los doctores de la Ley está in crescendo y estos buscan el modo de provocarle. Una hueste enardecida llega, empujando a una mujer, hasta donde se encuentra el Maestro, y alguno de los más celosos de la Doctrina dibuja la trampa: “ha sido sorprendida en adulterio y la Ley de Moisés nos dice que debe ser lapidada; tú, ¿qué dices?”. El Evangelio, que a veces nos parece caprichoso por los detalles que cuenta, o los que ignora, dice que Jesús, agachado, escribía con su dedo en la tierra.
Podemos imaginar que levantó por un instante la mirada y contempló los ojos llenos de terror de aquella mujer mientras respondía a sus inquisidores: “el que esté libre de pecado que tire la primera piedra”. La plebe alborotada se fue disolviendo mientras las piedras ya listas para volar caían al suelo. Jesús se niega a condenar a la mujer adúltera y abre para ella un tiempo nuevo: “anda, y no peques más”. Anda, camina, vive, pero no des la espalda al verdadero destino de tu vida, a su felicidad y a su sentido.
Recordemos que es el mismo Jesús que casi llegó a escandalizar a los discípulos por su “intransigencia” al decir que, de ningún modo podía separar el hombre lo que Dios había unido, refiriéndose al matrimonio. Sólo con vuestras fuerzas no podéis, les había explicado con calma, pero para Dios no hay nada imposible. Tampoco librar a una pobre mujer de la cólera de sus acusadores y dejar a estos frente al espejo de su hipocresía.
Volvamos al dedo de Jesús que escribe sobre la tierra. Ayer el Papa dijo en el Ángelus que de esa forma escribía para aquella mujer una nueva historia: es el «dedo de Dios», que salva a sus hijos y los libera del mal. Y añadió que también él, en este periodo de enfermedad, siente el «dedo de Dios» que escribe su historia, la de todos nosotros.