El reto de una cultura nueva
Publicado el - Actualizado
2 min lectura
Nuestro portal de información religiosa “Ecclesia” está publicando un interesante informe sobre la natalidad en España en el que se incluye esta reflexión del arzobispo de Valladolid, Luis Argüello: para cambiar la tendencia demográfica en nuestro país es necesario poner en marcha ayudas legislativas y económicas pero, sobre todo, sería necesario un cambio cultural “que supere el individualismo, redescubra el valor del sacrificio y caiga en la cuenta de que los vínculos no disminuyen la libertad, sino que ayudan a vivirla en plenitud”.
La conciencia cristiana siempre se ha alegrado por el don de la vida, porque reconoce en él una participación en la acción de Dios Creador. Está claro que esa no es ya una mirada ampliamente compartida en nuestra sociedad, en la que libertad y compromiso se entienden de forma antitética, lo que provoca una verdadera devaluación del amor, reducido a mero sentimiento transitorio que no puede sostener la propia vida ni abrirse a comunicarla.
Luis Argüello evoca aquel vibrante discurso de San Juan Pablo II en su primer viaje a España, hace ahora cuarenta años, cuando nos urgía a transformar la fe en cultura, y reconoce un fracaso a la hora de transmitir a las nuevas generaciones una propuesta cultural nacida de la experiencia de la fe. Aquí se plantea un verdadero reto para la misión de la Iglesia en España: generar una cultura que nazca del Evangelio y que recupere la alianza original entre la libertad y el vínculo con los otros, para así construir familias y comunidades, para volver a desear transmitir la vida. Algo que sólo sucederá si domina la conciencia de que la vida es un bien y tiene un destino bueno, o sea, una esperanza cierta. El reto no consiste en afirmar un principio verdadero, sino en testimoniar que esa forma de vivir es más plenamente humana, y eso forma parte esencial de la “nueva evangelización” que pedía Juan Pablo II y de la “Iglesia en salida” que promueve Francisco.