El silencio expectante del Sábado Santo
Este día en el que el cuerpo de Cristo descansa en el sepulcro, acompañamos a María en su Soledad. Mario Alcudia reflexiona en torno a este día de dolor y tristeza, de luto y reflexión en torno a la Pasión y Muerte del Señor pero que es también día de espera y esperanza, confiados en que la luz de la Resurrección iluminará la oscuridad como celebraremos en la Vigilia Pascual

EL SILENCIO EXPECTANTE DEL SÁBADO SANTO | FIRMA MARIO ALCUDIA
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Este Sábado Santo que carece de liturgia forma parte importante del Triduo Santo, aunque a veces tendemos a no darle la suficiente importancia pero estas horas previas que nos llevarán hasta la Vigilia Pascual no deben hacernos perder la perspectiva y el significado de ese silencio expectante con el que aguardamos la Resurrección de Cristo.
Este es el día para releer esa conocida denominada Homilía Antigua que dice: “Hoy hay un gran silencio y soledad en la tierra. Un gran silencio porque el Rey duerme. La tierra se ha estremecido y se ha quedado inmóvil porque Dios se ha dormido en la carne y ha resucitado a los que dormían desde hace siglos. Dios ha muerto y ha despertado a los del abismo”.
Como dice el Papa Francisco, el Sábado Santo “hay un gran silencio sobre la Tierra; un silencio vivido en el llanto y en el desconcierto de los primeros discípulos, conmocionados por la muerte ignominiosa de Jesús”.
Este Sábado Santo es una invitación a estar junto a María. Ella nos enseña a comprender el significado del sepulcro que velamos, meditando su Pasión y su Muerte, su descenso a los infiernos. María, que también padeció y vivió con enorme tristeza esos momentos, que reanimó la fe y la esperanza de los apóstoles. María es la Madre de la espera paciente manteniendo viva la llama de la fe en medio de la tempestad.
Jesucristo yace en el sepulcro pero es día de espera y esperanza del alba del tercer día, que señalará el triunfo del amor de Dios.
Como señalaba Benedicto XVI, desde la oscuridad de la muerte del Hijo de Dios, surge la luz de una nueva esperanza: la luz de la Resurrección. Este es el misterio del Sábado Santo.
Vivamos, pues, con y junto a María estas horas que nos conducirán al estallido de la Vigilia Pascual donde podremos celebrar y proclamar con esa gran alegría que ‘Jesús ha resucitado’.