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El Banco Central Europeo definitivamente declara la guerra a la inflación. La institución monetaria ha decidido subir los tipos de interés en 50 puntos básicos, un cuarto de punto por encima de lo que había dicho al mercado que iba a hacer en su última reunión de junio.
Se trata, por tanto, de una política más agresiva contra los precios desbocados. Y suponen para el eurobanco recuperar la razón para la que se creó: la estabilidad de la inflación en el entorno del 2%.
Sobre el papel parece sencillo solucionar el problema. Se trata de ir subiendo el precio del dinero hasta un punto neutral. Una especie de punto de equilibrio en el que por un lado no des impulso a la economía con dinero barato para que los bancos presten, circule más, se compre más y por tanto suban los precios, y de otro no la deprimas con un encarecimiento de los préstamos que no puedan pagar ni familias ni empresas y, por tanto, se retraiga el consumo y la inversión, las empresas acaben cerrando, se destruya empleo y aumente la propia morosidad de los bancos cuando la gente no pueda pagar sus deudas.
Pero como cualquier decisión en la vida esto tendrá consecuencias en la economía, también en la familiar. Por empezar por lo bueno: si en lugar de deber dinero al banco eres de los que tienes ahorros en él, en depósitos, te los van a remunerar mejor en los próximos meses.
Si por el contrario eres de los que debe, la cosa cambia. Donde primero lo vas a notar: en el pago de la hipoteca. Más del 80% de las hipotecas contratadas son a tipo variable, así que si eres uno de los más de 4,1 millones de hogares que tienen una variable contratada pagarás más por ella.
El euribor, el índice que se toma como referencia para el pago de los préstamos relacionados con la vivienda lleva meses subiendo. De hecho, con los últimos datos de hoy una hipoteca media de 180.000 euros a 25 años ya se paga 100 euros más cara cara al mes. Y si sube el precio del dinero, el euribor, ya te digo.
Otra consecuencia: los préstamos. Si los bancos pagan más por el dinero suben el interés que te cobran a ti por prestártelo. Y eso provoca que, por ejemplo, si quieres pedir un crédito para comprarte un coche y te cobran mucho por ese dinero al final no te lo acabes comprando. Lo mismo ocurre con las empresas, para funcionar los negocios necesitan de financiación continua y si esta se encarece se resienten sus inversiones y su propia marcha.
Y te estarás preguntando... ¿Y si casi todo esto que provoca subir los tipos de interés es malo para la economía por qué se hace? Porque el organismo teme más a los efectos de la inflación que al resto. Como suelen decir los economistas “la inflación nos empobrece en el presente y condiciona nuestro futuro”.