Pilar García Muñiz: "No era normal el distanciamiento que había entre Pedro Sánchez y Pablo Casado"

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Vaya agenda tiene hoy el presidente del Gobierno Pedro Sánchez. Hoy desde luego se está ganando el sueldo con dos citas además muy importantes que pueden suponer un cambio de rumbo en las relaciones que tiene con Marruecos y con el principal partido de la Oposición.

Por un lado se reúne con el rey Mohamed VI, después de que sorprendiera a todos con ese volantazo que dio en la postura de España sobre el Sahara sin comunicárselo además a su socio de gobierno ni llevar este tema tan sensible al Congreso. Precisamente la perplejidad ante este cambio de guion es lo que le transmitió ayer Alberto Nuñez Feijóo al Rey Don Felipe en el encuentro que mantuvieron en Zarzuela.

Pero antes de viajar a Marruecos, Sánchez se ha reunido con Feijóo, primera toma de contacto entre el presidente del gobierno y el nuevo líder de la oposición.

Que se reúnan desde luego es una buena noticia, entra dentro de la normalidad democrática. Lo que no era normal es el distanciamiento que había entre Pedro Sánchez y Pablo Casado que entre otras cosas ha supuesto que sean incapaces de renovar el Consejo General del Poder Judicial que lleva más de tres años con un bloqueo institucional.

Y que se reúnan es además necesario en la situación crítica en la que nos encontramos en medio de una crisis energética que ahoga a familias y empresas, con la inflación casi en el 10 por ciento, los españoles perdiendo poder adquisitivo y con una guerra cuyos efectos nadie sabe cuánto van a durar. Con este mar de fondo Sánchez y Feijoo se han visto en Moncloa para intentar alcanzar acuerdos y soluciones para paliar esta situación.

Sánchez quiere que en el PP apoyen su Plan de choque de respuesta a la guerra, esas medidas económicas que anunció la semana pasada y entre las que está la bajada de 20 céntimos en el litro de combustible. Pero si algo tienen claro los populares es que para salir de esta hay que bajar los impuestos.

Y puestos a negociar, Sánchez le ha puesto encima de la mesa a Feijóo una documento con 11 propuestas. En los términos en los que está redactado todo cuadra, son todo buenas intenciones. El problema está en que a la hora de ponerse a negociar hay que leer la letra pequeña. Por ejemplo, ya sabemos que hay que renovar el Consejo General del Poder Judicial, como expone una de las propuestas de Sánchez, pero el problema está en el cómo lo hacemos.

Sánchez ha entrado hoy en modo negociación y quiere aparecer con talante dialogante con el nuevo líder al oposición. Y a Feijóo no le conviene empezar rompiendo la baraja, pero tampoco puede aceptar sin más las propuestas de Sánchez necesita marcar posiciones.

Y en eso están, en lo mismo de siempre para intentar que no sea lo mismo de siempre.