Rosa María, enferma de vitíligo: “Ya no nos consideran los leprosos del siglo XXI”
El 25 de junio se celebra el Día Mundial del Vitíligo
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Cada 25 de junio se celebra el Día Mundial del Vitíligo con el fin de concienciar a la población sobre esta enfermedad que causa la pérdida de color de la piel con la aparición de manchas blancas y causas trastornos a quienes la padecen.
En España “
¿Qué es el vitíligo?
El vitíligo es una “enfermedad autoinmune que afecta a la piel con la aparición manchas blancas en el cuerpo, en las mucosas, y en el pelo también”, expone el doctor añadiendo que “se asocia a otras enfermedades autoinmunes, fundamentalmente en enfermedades de tiroides, diabetes, anemia o con otras enfermedades autoinmunes dermatológicas como la alopecia y la psoriasis”.
Además, constata López Estebaranz que “los pacientes que padecen vitíligo tienen, con más frecuencia, enfermedades que afectan a la mente: mayor ansiedad o mayor depresión en un alto porcentaje de pacientes”.
A la hora de tratar la enfermedad “tenemos que intentar frenar la progresión de las lesiones” para lo que existen distintos tratamientos. También existen “tratamientos para repigmentar las manchas, entre ellos la fototerapia, que hoy día es el tratamiento más eficiente”, asegura el doctor.
“Ya no nos consideran los leprosos del siglo XX”
Rosa María es una de las 900.000 personas que sufren vitíligo en España. La primera mancha que le apareció en su piel fue cuando tenía 24 años. No fueron años fáciles para Rosa María sobre todo “cuando intentaba buscar trabajo o llevaba a mis hijos al colegio y sentía las miradas de la gente”. Sin embargo, como cuenta en COPE, “tienes que seguir hacia adelante, hacerte fuerte e intentar superarlo” aunque confiesa que “no se supera nunca”.
A sus 62 años, Rosa María siempre ha contado con el apoyo de su familia, de sus hijos, de quienes asegura que “nunca se han avergonzado de mí, y eso ayuda mucho”.
Hoy día se tiene más conocimiento de esta enfermedad y en esa labor “ayudan las redes sociales y los medios de comunicación” y, por eso, constata que “ya no nos consideran los leprosos del siglo XXI”.