Carta del obispo de Segorbe-Castellón: «Peregrinación diocesana a Lourdes»
Casimiro López Llorente anuncia una peregrinación al santuario de Fátima para el próximo fin de semana
Madrid - Publicado el
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El próximo fin de semana, nuestra Diócesis peregrinará un año más al Santuario de Lourdes. Esta vez, ante la imagen de la Inmaculada en la Gruta, recordaremos la misión que la Virgen encomendó a Bernardita, el 2 de marzo de 1858: “Vaya a decir a los sacerdotes que se construya aquí una capilla y que se venga en procesión”; y más en concreto, nos centraremos en la segunda parte de sus palabras: “que se construya aquí una capilla”. Bernardita cumplió la misión que la ‘Señora’ le había encargado, se dirigió al párroco de Lourdes, y poco después comenzó la construcción de la capilla. ¿Cuál es su significado?
La construcción de la capilla requiere unas bases. En este lugar, la base existe. A nivel material es la Gruta, cuyo centro y tesoro es la fuente, sobre la que se construirá la capilla: la Basílica de la Inmaculada Concepción. En el plano espiritual, la base de la capilla y, por tanto, de toda peregrinación a Lourdes, es el contenido de la relación que la Virgen entabló con Bernardita. Este contenido es la gracia que Dios da a la Virgen María, la ‘Inmaculada Concepción’: Dios la llena de su gracia para que la difunda ampliamente en la Gruta de Lourdes a todos los peregrinos.
El gran milagro de Lourdes no son tanto las curaciones de algunas personas, sino la aceptación de la gracia de Dios que una multitud de enfermos y peregrinos recibe a través de la Virgen. Su fruto es la conversión, es decir, la vuelta de la mirada y del corazón a Dios, la aceptación de la salvación ofrecida por Cristo Jesús y el cambio de vida. Es la gracia propia del Santuario. Es la gracia inicial del Evangelio: “Convertíos, porque el Reino de los Cielos está cerca” (Mt 3,2).
La petición de la Virgen de construir una capilla tiene como fin que la Gruta se convirtiera en santuario y en lugar de peregrinación, donde se pudiera rezar y celebrar los sacramentos de la Eucaristía y de la Misericordia. A esto se une la ‘procesión’ que, para Bernardita, era la marcha con los demás en recogimiento y oración silenciosa desde su casa hasta la Gruta, como preparación para el encuentro con la ‘Señora’, y luego el momento de acción de gracias al final del mismo.
Además la Virgen añadió el gesto específico de la Gruta de Lourdes: “Vaya a beber y a lavarse en la fuente”. Este gesto ilumina los actos de la piedad popular y de los sacramentos, fuente de purificación, de vida y de gracia. Al gesto del agua se unen la roca y la luz, que introducen en el Misterio pascual, de la muerte y resurrección de Jesús. Cristo resucitado es la roca sobre la que fundamenta nuestra fe y la luz para el mundo. La capilla abre a la celebración de los sacramentos de la Iglesia y a participar en su vida y en su misión de anunciar el Evangelio y llevar al encuentro con Cristo.
+ Casimiro López Llorente
Obispo de Segorbe-Castellón