Carta del obispo de Tarrasa: «Somos lo que damos»

Salvador Cristau Coll anima a celebrar y vivir el Día de la Caridad y recuerda que «para un cristiano, el amor de Dios se expresa en el amor a los demás»

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Con esta expresión Cáritas diocesana nos ayuda a todos a vivir la celebración del Corpus Christi este año, el día de la Caridad.

Después de unos años de fuerte pandemia, de nuevo los cristianos podremos salir por las calles acompañando en procesión al Santísimo Sacramento. De esta manera se pone de manifiesto nuestra adoración a aquel que por amor se ha hecho como nosotros y nos ha enseñado el camino de la caridad.

Los obispos de la Subcomisión Episcopal de Acción Caritativa y Social de la Conferencia Episcopal Española han titulado su mensaje de este año “De la adoración al compromiso”, mostrando la íntima unión que existe entre la vivencia de la fe y el compromiso cristiano en favor de los más necesitados y desfavorecidos de la sociedad.

La pandemia, que no nos ha permitido salir en procesión por las calles, también ha comportado sobre todo más dolor y sufrimiento a muchas familias sumergiéndolas en una profunda crisis económica y social, agravada últimamente por las consecuencias de la guerra en Ucrania y en otras partes del mundo. Esta dura realidad ha desvelado aún más en los cristianos y hombres y mujeres de buena voluntad el compromiso y la colaboración para ayudar a paliar las situaciones provocadas por estos conflictos. Desde Cáritas especialmente, en cada parroquia y a nivel diocesano, pero también a través de otras instituciones eclesiales, se está ayudando con todo lo posible a tantas familias y personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad.

Para un cristiano, el amor de Dios se expresa en el amor a los demás. Y la celebración del Corpus Christi, con toda su solemnidad, hace presente una vez más el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Es el mismo Señor quien pide a sus seguidores que den de comer a las multitudes hambrientas. Y los discípulos aportan lo que tienen, unos pocos panes y algunos peces, y con ello, con estas pobrezas, el Señor hace el milagro y las convierte en verdaderas riquezas.

Esta misma experiencia la tienen los voluntarios y colaboradores de Cáritas y de todos los cristianos en general cuando nos dejamos guiar por la Palabra del Señor que nos impulsa a darnos a los demás. Por eso pedimos al Señor que nos llene más de su amor, para dar aún más a quienes más lo necesitan.

En el camino de este servicio de entrega no estamos solos. Cristo mismo nos acompaña y camina con nosotros, es Él quien nos alimenta con su Cuerpo y su Sangre, es Él quien nos sostiene espiritualmente y fortalece nuestra esperanza. Como afirmaba Santa Teresa de Calcuta: “el privilegio que tenemos de adorar al Señor cada día es uno de sus mayores regalos. Si tenemos un corazón limpio siempre podremos ver esa conexión entre el Pan de Vida y el cuerpo roto de Cristo en el pobre”.

Os invito pues a adorar al Señor, a celebrar el Corpus Christi por las calles allí donde sea posible celebrando nuestra fe, y a vivirlo especialmente en los pobres y necesitados, con nuestro compromiso, dando lo que somos.

+ Salvador Cristau Coll

Obispo de Tarrasa

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