“Apuntémonos a la revolución de la ternura y el cuidado”
La Responsable Gabinete de Presidencia de Cáritas Española reflexiona sobre los cinco años de la Encíclica "Laudato Si" del Papa Francisco
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Seguramente sea este un buen momento para hablar del quinto aniversario de la Encíclica “Laudato Si”, una maravilla de texto que el Papa Francisco nos quiso regalar al mundo entero, creyente y no creyente, hablando de nuestra tierra, de su cuidado y su espiritualidad. En estos momentos que estamos viviendo, donde todos somos más o menos iguales ante las consecuencias de la pandemia de la covid-19, me sugieren varios sentimientos las reflexiones del Papa Francisco en este aniversario.
El cuidado del planeta, de nuestra “casa común"... ¿Suena precioso, verdad? La gran pregunta es hasta qué punto nos creemos nuestra responsabilidad en cuidarla, mejorar nuestro entorno, pensar en no estropearla más para los que vivimos en ella, para las futuras generaciones, hasta sentir y desarrollar la capacidad de que cale hondo ese sentimiento enorme de que es, de verdad, nuestra “casa común”, independientemente de donde hayamos nacido.
Sería maravilloso que fuéramos capaces de incorporar este sentimiento hondo a nuestro “día a día”. Nos evitaríamos tantas cosas... La situación que estamos viviendo nos debería llevar por ese camino del cuidado de la fragilidad, cuidar a los que menos tienen, a los que son más frágiles, a los que más nos necesitan.
Intentar evitar “los descuidos” hacia los que esperan de nosotros otra actitud, otra manera de hacer, evitar “el descuido” de pensar que, aún en el peor escenario, cada uno de nosotros no somos capaces de cambiar las cosas. Tenemos el deber de intentarlo, movilizarnos, sentirnos responsables del resto, de lo común, cada uno desde donde pueda. No es un tópico que la suma de muchas voluntades, bien organizadas, cambia cosas importantes para todos.
Me gustaría, es más, creo que es urgente, que desterremos nuestro egoísmo, apatía y reconquistemos nuestra ilusión, nuestra fuerza para levantarnos de nuestro cómodo sillón, de nuestro discurso de siempre, nuestras formas de siempre….. y darnos la oportunidad de hacer algo diferente, por la revolución auténtica de la ternura, de los cuidados, de las cosas bien hechas, de la excelencia, de la verdad por encima de todo…
¿Por qué a veces en nuestro país nos cuesta hablar de la excelencia, cuando tenemos grandísimos profesionales, en todos los sectores, personas que cada día son paradigma y de superación? Todos y cada uno de nosotros necesitamos esos cuidados que no nos dejen olvidar las personas excelentes que nos rodean, lo que esperan de nosotros, los que nos cuidan y nos han cuidado toda nuestra vida, que se merecen nuestra lucha diaria por un entorno mejor, una vida mejor, un país mejor, de personas capaces de movilizarse por cosas que merecen la pena, siempre desde el respeto, la propuesta coherente, la profesionalidad, la superación y la excelencia.
Cuídense mucho, sigan cuidando a los que quieren y piensen en contribuir a los cuidados de los que no están tan cerca, pero ponen rostro y vida a lo “común”, algo que nos debería importar a todos.
Estoy segura de que todos podemos hacer un poquito más para transformar nuestro mundo y hacer que sea mucho más habitable y cuidar por encima de todo lo mejor que tiene: la maravilla de la naturaleza y las personas.