Inés, la joven católica que te explica el porqué de la castidad
"Esperar hasta el matrimonio" o "La castidad es sólo de curas y monjas" son algunos de los mitos que rompe Inés, de 22 años y lo hace hablando de "amor"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Inés Espíldora tiene 22 años. Esta estudiante tiene un mensaje que transmitir y, con él, varios mitos que romper. Esta joven es una de las participantes en las Charlas GEN de la Pastoral Juvenil de la Archidiócesis de Toledo. Inés habla sin tapujos sobre sexualidad...en clave cristiana.
La clave de su intervención está en la palabra "castidad". Ella misma comprende que cualquier joven le diga que eso es "algo anticuado, algo de curas y monjas que no va conmigo". Inés opina diferente: la castidad "es para todos" y va más allá de "no tener relaciones sexuales".
"La castidad no es no tener relaciones sexuales"
Inés deja claro lo que es la castidad: una virtud. Las virtudes son, según Inés, "las estrategias del amor". Esa castidad es una estrategia del amor que está relacionada con otra virtud: la templanza. "Es la virtud que modera la atracción a los placeres y el uso que hacemos de los bienes", explica.
La estudiante de postgrado sabe que más que teoría, se necesitan ejemplos de situaciones reales. Alguien podría preguntarle: "¿No crees que tu novio te va a dejar por no tener relaciones sexuales?", o decirle: "Es que nos queremos muchísimo, tenemos que demostrarlo de alguna forma".
Inés responde a estos ejemplos con una pregunta: "¿No créeis que genera confusión?". Le llama la atención que la muestra de amor se reduzca sólo al sexo y por eso se cuestiona si eso es amor de verdad. "Si alguien te pide que le demuestres que le quieres, obligatoriamente, por medio de un acto sexual, ¿te está queriendo de verdad? ", plantea.
Creados para un amor más grande
Es entonces cuando Inés pone a Dios en la ecuación. Lo hace para situar a quien la escucha sobre la propuesta de la vivencia de la sexualidad entre los cristianos.
"Nosotros hemos sido creados para un amor sin condiciones (el que Dios tiene por nosotros). No podemos quedarnos en un amor mediocre. Además, la castidad es esa vivencia de la sexualidad de forma auténtica, permite expresar la verdad del corazón, de forma que, entregando nuestro cuerpo, nos entregamos por entero", asegura.
Las palabras de Inés podrían ser un mensaje "bonito" o "inspirador". Sin embargo, añade un elemento más: amar es conocer a la otra persona. Así lo aprendió ella de su propia experiencia y de San Juan Pablo II. Recuerda sus palabras : "No rebajéis vuestro cuerpo ni dejéis que os rebajen a la atención inmediata del placer. El ser humano sólo es capaz de lograr la felicidad auténtica en la entrega de sí mismo, el amor a través del cuerpo".
"La castidad no es represión de la sexualidad"
Para esa entrega que lleva a la felicidad es necesaria la castidad, defiende Inés. ¿Para qué? Autodominio y autodonación. Es decir, ser dueños de nosotros mismos y huir de la represión de la sexualidad.
Reconoce que parece algo complicado, porque "requiere renuncia y sacrificio". Sin embargo, trabajar esta virtud "nos capacita para la madurez del amor". La madurez del amor a la que se refiere la define como el "ser capaces de amar con un amor personal, conociendo y queriendo el bien de la persona amada".
Inés quiere acabar con dos mitos de un sólo golpe. "La Iglesia ve la sexualidad como algo malo" y "la castidad significa represión". La ponente alerta de confundir la castidad con un "0% sexo porque sí", porque "pensaremos que la castidad es una imposición sin sentido".
Para profundizar en su explicación, pone el foco en la mirada de la Iglesia hacia la sexualidad. Recalca que no es mala. "El deseo sexual es algo noble, porque Dios lo ha puesto ahí", justifica. No obstante, subraya que no de cualquier manera, si no que su propuesta es "que amemos para dar vida", a través del Matrimonio. Es ahí donde, continúa Inés, "el amor adquiere su compromiso real, la entrega real de alma y cuerpo".
La estudiante admite que la propuesta es para valientes...pero que se puede vivir. Recomienda como aliados a la pureza y al pudor. Igual que expone durante la conferencia, es más que un mandato, tiene sentido. "La pureza es la educadora del pudor, la conciencia del amor", y el pudor nos hace ser conscientes de que "toda nuestra persona está en juego por medio del cuerpo".