Discurso del Nuncio en España ante la XCIX Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal
Publicado el - Actualizado
3 min lectura
XCIX Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española
Madrid, 23 de abril de 2012
Eminentísimo Señor Cardenal Presidente,
Eminentísimos Señores Cardenales,
Excelentísimos Señores Arzobispos y Obispos,
Señoras y Señores:
Me es muy grato encontrarme en estos momentos con todos ustedes al inicio de la presente noventa y nueve Asamblea plenaria, y agradezco la apreciada invitación presentada, signo de comunión con el Santo Padre Benedicto XVI, a quien tengo el honor de representar en España.
Entre los temas, dispuestos para su estudio, me congratula la atención que prestarán, de forma particular, en la aprobación de dos documentos que se refieren a temas nucleares para la vida cristiana: En especial, esta Asamblea vuelve con solicitud su atención pastoral a la familia y a las vocaciones sacerdotales.
Sí, es necesario proponer a todos la verdad del amor humano y orientar, con claros argumentos, la vía de algunas soluciones a la causa de los problemas que se plantean desde una antropología intrascendente, enseñando cuales son los puntos para una educación en el don de sí mismo, del cual es capaz el ser humano, particularmente cuando es elevado y ayudado por la divina gracia. Estamos convencidos del deber de apoyar y ayudar a esta primera célula de la sociedad, donde se acoge la vida y se fortalece a la persona.
Asimismo ustedes decidirán entorno a un documento sobre las vocaciones sacerdotales. Se necesita vitalmente, como tantas veces nos recuerda el Santo Padre, impulsarlas. Sabemos que este impulso, en el don gozoso y alegre de sí mismo, brota de la generosidad de un corazón que ama a Jesucristo, pero debe ser favorecido, sobre todo, mediante el fomento de una vida cristiana autentica y ferviente. Sin este compromiso difícilmente habrá nuevas vocaciones.
Por parte de los sacerdotes el vivir la comunión, llevar una vida coherente, ser hombres de oración, mantener una actitud de servicio, cultivar una verdadera amistad con Jesucristo ha sido siempre la forma como han atraído a otros, dando a entender la belleza de una vida totalmente entregada. Por eso, junto con el documento que someterán a su aprobación, me alegro de que, de cara a ultimar los preparativos, se publique pronto, por decisión de esta Asamblea, un Mensaje con motivo de la Declaración del Doctorado de San Juan de Ávila por parte de Su Santidad Benedicto XVI. Esta próxima proclamación será sin duda un gran bien para toda la Iglesia. S. Juan de Ávila será siempre maestro espiritual para todos y muy particularmente para los sacerdotes, los cuales están llamados a dar testimonio de decisión total por Cristo en una vida auténtica, animada de celo apostólico, con el empleo de toda ciencia para dar a conocer y amar a Jesús.
Sin duda, y por último, las reflexiones pastorales de estos días, inspiradas en el amor a Cristo y a la Iglesia, contribuirán a subrayar la importancia de la nueva evangelización, tema del próximo Sínodo de los Obispos; nueva en el sentido de un renovado espíritu y entusiasmo por difundir el mensaje del Evangelio. Ya lo manifestaba así el Santo Padre Benedicto XVI en una carta dirigida al Cardenal Poupard "hay una gran necesidad en toda la Iglesia de redescubrir el gozo de la evangelización para llegar a ser una comunidad inspirada con celo misionero" (Benedicto XVI, Carta al Cardenal Poupard, 15/11/06). Ese celo brota cuando se busca la autenticidad.
Aseguro a todos ustedes, Señores Obispos, mi oración por sus trabajos, encomendándolos muy particularmente al Corazón Inmaculado de María, que tanto cuida a la Iglesia que peregrina en España.
Muchas gracias.
Mons. Renzo Fratini
Nuncio Apostólico